...Pero no llevaba razón, no lleva razón, yo creo que ya no piensa igual, aunque a Pan, por ejemplo, no le tenía demasiado cariño. Ni a ninguno de los dolis, ahora que lo pienso, les trataba como a los animales que creía que eran. Pero Pan era un doli ya muy guai, un trabajito fino, fino, señorita, está usted hablando con un génetico de séptima generación, decía siempre, haciéndose el pavo. La verdad es que cuando Pan ya eran capaces de hacer virguerías. Si no hubieran prohibido los géneticos en Europa, ya no nos quedaba laburo a ninguno porque ahora ya los hacen a medida y como churros, por cuatro gordas, sólo dar a la manivela y aquí tiene su doli, que le viene como polla al culo. Joder, si sólo con el mercado negro ya han bajado nuestras tarifas a la mitad.
Pan era perfecto en su estilo, lo comprendí cuando me enseñó una foto de la estatua griega en que se habían fijado los chinos, los mismos cuernecillos, las mismas orejas puntiagudas, el mismo pelo ensortijado, incluso la sonrisa de salidorro, las patas de cabra, las pezuñas partidas, el pijo de campeonato y no se sabía dónde terminaba el hombre y empezaba el cabrón. Hasta le enseñaron a bailar y a tocar un poco la flauta de caña, era como una peli pero de verdad. Hombre, le fallaba un poco la voz que les salió muy aguda, que no pegaba, vamos, y no podía hablar mucho rato porque se quedaba sin voz enseguida y además no era muy listo, pero eso sí, tenía un corazón que no le cabía en el pecho, con todo el puteo que llevaba encima y siempre tan cariñoso y pánfilo. Una de las cosas que llevaba mal Pan es que a él le gustaban las mujeres y los hombres nada, pero resulta que tenía mucho más éxito con los bujarrones, hombre, treinin llevaba y cumplía siempre como un machote, pero siempre me decía que estaba hasta los huevos de los culos de tío, pobre Pan, yo si lo tuviera que hacer siempre con mujeres desde luego que me daba un mal.
Cómo lloré cuando se los llevaron, a Pan y a los demás, llevaba unas tres o cuatro semanas sin ir a verle al campo de refugiados porque había perdido todo su dinero y no me atrevía a decirselo. Me dolió mucho no poder ir a despedirle, pero no tenía estómago para echarmelo a la cara, para que me odiase, así por lo menos podía pensar que me había pasado algo y no me echaría el mal de ojo, dicen que los dolis pueden, al menos los que tienen ojos y por si acaso, nunca se sabe. Muchas veces me he preguntado si Pan habría escapado a la repatriación si hubiera tenido su dinero, pero seguro que no, le habrían hecho el toco mocho, se lo habrían birlado y no le habría servido de nada, Pan era como un niño chico, necesitaba alguien que cuidara de él. Además, ni repatriación ni hostias, Matadero Cinco se llamaba por lo bajo el campo de refugiados, no hace falta ser ministra de asuntos exteriores para adivinar que a Hong Kong y a Europa le sudaban la polla vino tinto aquellos pobres desgraciados que de repente se habían convertido en un problema, total qué más da y para qué gastar en aviones y en gilipolleces, se les deja morir y aquí paz y después gloria, con tal de que la prensa no achuche, se puede hacer.
Yo le cogí mucho cariño a Pan, le veía casi todos los días, era como un hermanito pequeño al que había que explicarle las cosas, me hacía gracia regañarle, si era casi el doble de grande que yo. Él siempre quería que le explicara cómo funcionaban las cosas, le gustaba que le cantara, además, y yo le hacía peinarme y darme masajes, que tenía unas manos de ángel. Lord Jim decía que era mi perrito faldero, pero ni a él ni a mí nos importaba. Un día, cuando me masajeaba la espalda, de repente ay qué gustito y yo que no me retiro, medio grogui y fumada que estaba, y luego el masaje que va bajando, no tan masaje ya, y yo que no me quito y jijí y jujú y pasó lo que tenía que pasar, no estuvo mal, pero tenía todos los tics de la profesión Pan, un poco teatral, eso sí, lo hizo con cuidado, no dijimos palabra, sudando medio a oscuras, y nunca más hablamos de ello, no se porqué. Pan, mi niño, ¿dónde estarás? A veces sueño con los dolis apiñados tras los alambres de espino, las caras vacías y entregadas, qué puta mierda de mundo.
Se te abren los ojos enseguidita en esta puta Gomorra. Con lo del Hombre Perfecto ya me di cuenta de que esto no era Hawai, qué guai, yo que pensaba que ya había dejado todos los malos rollos atrás en la puta escuela, pero no, para nada. Aun así yo pensaba ser madama de mayor, poner la pasta para un local en un barrio caro y luego a poner la mano y a vivir del cuento. Pero con lo de las esnafmuvis, me caí del guindo, ya sólo pienso en California, cuanto más lejos de este rollo mejor que mejor, los burdeles ni en pintura. Es que lo de las esnafmuvis es muy fuerte, pero como puede ser nadie tan cabrón, yo no me lo creía ni de coña marinera, efectos especiales, trucos, no le daba importancia, aun así hay que estar muy pallá para que te guste ver cómo torturan a una tía, aunque sea de mentira, pero bueno, como tantas cosas, que cada perro se lama su pijo, como digo yo siempre.
Malditos hijos de puta, recuerdo, empezó la fiesta como tantas otras, hoy toca orgía de todos con todas, todas con todas y todos con todos, una más, despedida de soltero de niños muy ricos o asín, me la suda, rutinaria y en piloto automático omm mani padme omm, yo estaba soñando mientras aquella en que el Capitán Kirk y su tribu salvan a las ballenas, que es de las más guai, mientras por fuera ay uy cómo me gusta, fóllame, fóllame, y en un momento que pasó un ángel que uno vuelve con una cinta de video en la mano, típico, una porno, pensaba yo, aburrido aburrido omm mani padme omm pero que más quisiéramos y en todas las pantallas una tía desnuda de cuero encadenada y latigazos y pinzas en los pezones y chillidos pero no de los de las porno, sino de verdad que una distingue y ya no sirve el omm mani padme omm porque a esa tía desnuda de cuero la están destrozando, ay que el cuchillo, ay que la sierra, ay las tripas, ay las cadenas y la pistola y la cabeza que encima cuando quitan la capucha es Jeannine, mi colega Jeannine la que se había ido a Cuba, pero si es Jeannine, cabrones, y la sangre es Jeannine, hijos de puta, y ya está muerta Jeannine, se ve como su mirada se va apagando mientras va perdiendo sangre, salí de allí por piernas, medio en pelotas y no recuerdo cómo llegué a Gomorra, tres días me pasé llorando omm mani padme omm, cabrones, cabrones, mi niña Jeannine, pero ¿cómo puede Dios permitir que existan cabrones así, Santa María Magdalena? El míster comprendió y no me dijo nada por los tres días, si en el fondo es medio legal, luego me llamó y me dijo no te preocupes que esos por aquí no vuelven, y lo llevan crudo para mojar en esta ciudad, les he puesto en la lista negra, no tengas miedo de ellos. ¿Y eso es todo? Le digo ¿se van a ir así de rositas? ¿no te acuerdas de Jeannine? Que no se hubiera ido, hostias, yo a ella no le debo nada. Además qué quieres que haga, de justiciero enmascarado, no me jodas, Marie, cada uno a lo suyo y descuida que a ti no te tocarán. Así que cada uno a lo suyo, la historia de mi vida, omm mani padme omm, capitán.
Chinitolandia le llamo yo a este sitio. Colas y colas y todos para lo mismo. Ya la última vez que vine conseguí que me dieran una foto del candidato, vaya palabra, me suena a hongos en el chichi, candidato mi chinito. Tiene ya siete años y le falta una pierna que la perdió pisando una mina pero me da igual, es cuestión de ahorrar para una de plástico de estas modernas que son mejores que las de verdad. Dice el funcionario que te habla como si fuera el Emperador del Japón que no es chino, que es coreano, me lo dice muy serio, cómo si fuera importante, coreano, sí señor, digo, soplapollas, pienso.
Dice Brigitte que no me lo van a dar ni de coña, que si quiero tener un hijo de puta, que si he tomado ácido, que si patatín y patatán, no entiende nada la Brigitte, a veces es una arpía, no entiende el poder de Santa María Magdalena y el de santa guita bendita que tampoco es moco de pavo, a diestro y siniestro, pasta por aquí y pasta por allá, de algo me tenía que servir este cuerpo serrano. Yo quiero mi chinito y punto pelotas. Se me ha metido en la chola. Hombre, más me habría gustado que Ash me hiciera uno, por ejemplo y llevarlo dentro, con la tripa tensa como la piel de un tambor y sentir su corazón y sus patadas, incluso el parto, qué cojones, pero no, eso no podré nunca, en la escuela nos secaban a todas, yo siempre pensaba que era por pura crueldad, una más, luego cuando ya era mayor Lord Jim me explicó que entre reglas, preñeces, abortos y partos se perdía un veinte por ciento (un día de cada cinco me explicó y ya no se me olvida) de días útiles, así que debería darme con un canto en los dientes porque me podría retirar tres años antes, es una forma de verlo, pero por las noches me abrazo a la almohada y quiero mi chinito, California puede esperar un año más.
En fin, a decorarse, primero un bañito, voy abriendo el agua caliente y joder, qué es esto, alguien que me agarra por detrás, ladrones, seguro, y algo se aprieta contra mi cara, joder que no puedo respirar y todo negro, dormida sin sueños...
Como una piedra en un estanque, olas de dolor desde el centro de mis ojos, vuelvo, vuelvo de muy abajo, noto la boca pegajosa, no puedo ni moverme todavía, todo me da vueltas, no abro los ojos porque potaría, es con ellos cerrados y estoy a punto, oigo a Ash, Marie, Marie, y me digo esto es un sueño, Marie, estás despierta, te dije que mandaría a por ti, no puedo abrir los ojos todavía pero muevo la cabeza, ay joder, qué sueño más bonito, Ash susurro y sí, soy Ash, Marie, recuerda, hasta que la muerte nos separe, por fin abro los ojos, una luz en ellos, los cierro, los vuelvo a entreabrir, una luz blanca, otra roja y un zumbido, no frunzas el ceño, Pritiguoman, que te pones muy fea, sonríe a la cámara, me dice mi amor, e intento sonreir aunque me duele todo y miro a los lados para huir de la luz y allí están, las pinzas, las cadenas, el cuchillo y la pistola, y estoy desnuda de cuero y no me puedo mover.
Pan era perfecto en su estilo, lo comprendí cuando me enseñó una foto de la estatua griega en que se habían fijado los chinos, los mismos cuernecillos, las mismas orejas puntiagudas, el mismo pelo ensortijado, incluso la sonrisa de salidorro, las patas de cabra, las pezuñas partidas, el pijo de campeonato y no se sabía dónde terminaba el hombre y empezaba el cabrón. Hasta le enseñaron a bailar y a tocar un poco la flauta de caña, era como una peli pero de verdad. Hombre, le fallaba un poco la voz que les salió muy aguda, que no pegaba, vamos, y no podía hablar mucho rato porque se quedaba sin voz enseguida y además no era muy listo, pero eso sí, tenía un corazón que no le cabía en el pecho, con todo el puteo que llevaba encima y siempre tan cariñoso y pánfilo. Una de las cosas que llevaba mal Pan es que a él le gustaban las mujeres y los hombres nada, pero resulta que tenía mucho más éxito con los bujarrones, hombre, treinin llevaba y cumplía siempre como un machote, pero siempre me decía que estaba hasta los huevos de los culos de tío, pobre Pan, yo si lo tuviera que hacer siempre con mujeres desde luego que me daba un mal.
Cómo lloré cuando se los llevaron, a Pan y a los demás, llevaba unas tres o cuatro semanas sin ir a verle al campo de refugiados porque había perdido todo su dinero y no me atrevía a decirselo. Me dolió mucho no poder ir a despedirle, pero no tenía estómago para echarmelo a la cara, para que me odiase, así por lo menos podía pensar que me había pasado algo y no me echaría el mal de ojo, dicen que los dolis pueden, al menos los que tienen ojos y por si acaso, nunca se sabe. Muchas veces me he preguntado si Pan habría escapado a la repatriación si hubiera tenido su dinero, pero seguro que no, le habrían hecho el toco mocho, se lo habrían birlado y no le habría servido de nada, Pan era como un niño chico, necesitaba alguien que cuidara de él. Además, ni repatriación ni hostias, Matadero Cinco se llamaba por lo bajo el campo de refugiados, no hace falta ser ministra de asuntos exteriores para adivinar que a Hong Kong y a Europa le sudaban la polla vino tinto aquellos pobres desgraciados que de repente se habían convertido en un problema, total qué más da y para qué gastar en aviones y en gilipolleces, se les deja morir y aquí paz y después gloria, con tal de que la prensa no achuche, se puede hacer.
Yo le cogí mucho cariño a Pan, le veía casi todos los días, era como un hermanito pequeño al que había que explicarle las cosas, me hacía gracia regañarle, si era casi el doble de grande que yo. Él siempre quería que le explicara cómo funcionaban las cosas, le gustaba que le cantara, además, y yo le hacía peinarme y darme masajes, que tenía unas manos de ángel. Lord Jim decía que era mi perrito faldero, pero ni a él ni a mí nos importaba. Un día, cuando me masajeaba la espalda, de repente ay qué gustito y yo que no me retiro, medio grogui y fumada que estaba, y luego el masaje que va bajando, no tan masaje ya, y yo que no me quito y jijí y jujú y pasó lo que tenía que pasar, no estuvo mal, pero tenía todos los tics de la profesión Pan, un poco teatral, eso sí, lo hizo con cuidado, no dijimos palabra, sudando medio a oscuras, y nunca más hablamos de ello, no se porqué. Pan, mi niño, ¿dónde estarás? A veces sueño con los dolis apiñados tras los alambres de espino, las caras vacías y entregadas, qué puta mierda de mundo.
Se te abren los ojos enseguidita en esta puta Gomorra. Con lo del Hombre Perfecto ya me di cuenta de que esto no era Hawai, qué guai, yo que pensaba que ya había dejado todos los malos rollos atrás en la puta escuela, pero no, para nada. Aun así yo pensaba ser madama de mayor, poner la pasta para un local en un barrio caro y luego a poner la mano y a vivir del cuento. Pero con lo de las esnafmuvis, me caí del guindo, ya sólo pienso en California, cuanto más lejos de este rollo mejor que mejor, los burdeles ni en pintura. Es que lo de las esnafmuvis es muy fuerte, pero como puede ser nadie tan cabrón, yo no me lo creía ni de coña marinera, efectos especiales, trucos, no le daba importancia, aun así hay que estar muy pallá para que te guste ver cómo torturan a una tía, aunque sea de mentira, pero bueno, como tantas cosas, que cada perro se lama su pijo, como digo yo siempre.
Malditos hijos de puta, recuerdo, empezó la fiesta como tantas otras, hoy toca orgía de todos con todas, todas con todas y todos con todos, una más, despedida de soltero de niños muy ricos o asín, me la suda, rutinaria y en piloto automático omm mani padme omm, yo estaba soñando mientras aquella en que el Capitán Kirk y su tribu salvan a las ballenas, que es de las más guai, mientras por fuera ay uy cómo me gusta, fóllame, fóllame, y en un momento que pasó un ángel que uno vuelve con una cinta de video en la mano, típico, una porno, pensaba yo, aburrido aburrido omm mani padme omm pero que más quisiéramos y en todas las pantallas una tía desnuda de cuero encadenada y latigazos y pinzas en los pezones y chillidos pero no de los de las porno, sino de verdad que una distingue y ya no sirve el omm mani padme omm porque a esa tía desnuda de cuero la están destrozando, ay que el cuchillo, ay que la sierra, ay las tripas, ay las cadenas y la pistola y la cabeza que encima cuando quitan la capucha es Jeannine, mi colega Jeannine la que se había ido a Cuba, pero si es Jeannine, cabrones, y la sangre es Jeannine, hijos de puta, y ya está muerta Jeannine, se ve como su mirada se va apagando mientras va perdiendo sangre, salí de allí por piernas, medio en pelotas y no recuerdo cómo llegué a Gomorra, tres días me pasé llorando omm mani padme omm, cabrones, cabrones, mi niña Jeannine, pero ¿cómo puede Dios permitir que existan cabrones así, Santa María Magdalena? El míster comprendió y no me dijo nada por los tres días, si en el fondo es medio legal, luego me llamó y me dijo no te preocupes que esos por aquí no vuelven, y lo llevan crudo para mojar en esta ciudad, les he puesto en la lista negra, no tengas miedo de ellos. ¿Y eso es todo? Le digo ¿se van a ir así de rositas? ¿no te acuerdas de Jeannine? Que no se hubiera ido, hostias, yo a ella no le debo nada. Además qué quieres que haga, de justiciero enmascarado, no me jodas, Marie, cada uno a lo suyo y descuida que a ti no te tocarán. Así que cada uno a lo suyo, la historia de mi vida, omm mani padme omm, capitán.
Chinitolandia le llamo yo a este sitio. Colas y colas y todos para lo mismo. Ya la última vez que vine conseguí que me dieran una foto del candidato, vaya palabra, me suena a hongos en el chichi, candidato mi chinito. Tiene ya siete años y le falta una pierna que la perdió pisando una mina pero me da igual, es cuestión de ahorrar para una de plástico de estas modernas que son mejores que las de verdad. Dice el funcionario que te habla como si fuera el Emperador del Japón que no es chino, que es coreano, me lo dice muy serio, cómo si fuera importante, coreano, sí señor, digo, soplapollas, pienso.
Dice Brigitte que no me lo van a dar ni de coña, que si quiero tener un hijo de puta, que si he tomado ácido, que si patatín y patatán, no entiende nada la Brigitte, a veces es una arpía, no entiende el poder de Santa María Magdalena y el de santa guita bendita que tampoco es moco de pavo, a diestro y siniestro, pasta por aquí y pasta por allá, de algo me tenía que servir este cuerpo serrano. Yo quiero mi chinito y punto pelotas. Se me ha metido en la chola. Hombre, más me habría gustado que Ash me hiciera uno, por ejemplo y llevarlo dentro, con la tripa tensa como la piel de un tambor y sentir su corazón y sus patadas, incluso el parto, qué cojones, pero no, eso no podré nunca, en la escuela nos secaban a todas, yo siempre pensaba que era por pura crueldad, una más, luego cuando ya era mayor Lord Jim me explicó que entre reglas, preñeces, abortos y partos se perdía un veinte por ciento (un día de cada cinco me explicó y ya no se me olvida) de días útiles, así que debería darme con un canto en los dientes porque me podría retirar tres años antes, es una forma de verlo, pero por las noches me abrazo a la almohada y quiero mi chinito, California puede esperar un año más.
En fin, a decorarse, primero un bañito, voy abriendo el agua caliente y joder, qué es esto, alguien que me agarra por detrás, ladrones, seguro, y algo se aprieta contra mi cara, joder que no puedo respirar y todo negro, dormida sin sueños...
Como una piedra en un estanque, olas de dolor desde el centro de mis ojos, vuelvo, vuelvo de muy abajo, noto la boca pegajosa, no puedo ni moverme todavía, todo me da vueltas, no abro los ojos porque potaría, es con ellos cerrados y estoy a punto, oigo a Ash, Marie, Marie, y me digo esto es un sueño, Marie, estás despierta, te dije que mandaría a por ti, no puedo abrir los ojos todavía pero muevo la cabeza, ay joder, qué sueño más bonito, Ash susurro y sí, soy Ash, Marie, recuerda, hasta que la muerte nos separe, por fin abro los ojos, una luz en ellos, los cierro, los vuelvo a entreabrir, una luz blanca, otra roja y un zumbido, no frunzas el ceño, Pritiguoman, que te pones muy fea, sonríe a la cámara, me dice mi amor, e intento sonreir aunque me duele todo y miro a los lados para huir de la luz y allí están, las pinzas, las cadenas, el cuchillo y la pistola, y estoy desnuda de cuero y no me puedo mover.
4 comentarios:
Un puntazo, lo de Paracoita, que parece mentira todavía esté inédito pot estos lares (luego dicen que ya somos un país subdesarrollado)
Ahora, ¿¿¿¿ de donde has sacado semejante traducción ????
Parece sacada de un buscador cañí.
El inglés del Cunni no es fácil, de acuerdo, pero de ahí a esto...
Tengo que confesar que la traducción es mía, y al que no le guste que haga fú como mi gato...
Realmente el relato es impactante, eso si estoy de acuerdo que la traduccion al castellano parece que la ha hecho Belen Esteban.
Yo, por la complejidad de conseguir sus obras, no soy un experto en Stuart Cunningham, pero creo que una de sus principales habilidades era el uso preciso y elegante del ingles. En cualquier caso mis felicitaciones por haber conseguido esta joya de la literatura.
Veo que la traducción está resultando polémica, pero la sostengo. Cunningham era camaleónico en el estilo, adaptando siempre la forma al tema. Si encontráis el original inglés, me felicitaréis por la trasnposición al cheli del estilo "white-trash" de Marie Ocho.
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