sábado, 28 de julio de 2012

Don Hilarión en Filandón

-Los ricos de familia sois la leche.
-Oye colega, que yo vengo de donde vengo, de nescafé y cocido sin aspavientos día sí y día no.
-Ya. Pues te has acostumbrado muy rápido.
-¿A qué?
-A ser pijo, muy pijo, exquisito y borde.

Sí. Y hete aquí. Macrorrestaurante. Todo precioso. Y qué género. Tomates, rodaballos, meros y vacas viejas. No hay cosa igual en la capital. ¡Cuántos camareros! Atentos, profesionalísimos, sin llegar a obsequiosos ni pelotas. La leche. Los García de toda, toda la puta vida, los de las Pescaderías Coruñesas no han escatimado en nada, y da gusto, en más de un sentido.

Pero es como un oasis, como un cabaret en el Berlín nazi de 1945, puro crepúsculo de los dioses. Fuera Madrid las pasa putas, pero aquí, los banqueros y los centuriones bancarios, los ejecutivos, los futbolistas del Real Madrid, los casi extintos de la única industria patria -la inmobiliaria- finjen que no pasa nada, y siguen pijos, muy pijos, exquisitos y bordes, apurando los días de vino y rosas, por si se acaban pronto, just in case.

No hay chicas, sólo mujeres, será porque requiere algo de tiempo acumular tanta pasta. Pero las mujeres, muy guapas, muy ricas y muy arregladas, noli me tangere, just in case.

Y luego los yintonis en la terraza, correctos y sin el afeminamiento floral y frutal que impera, al filandón, a la sobremesa, a contar historias que eso es un filandón, la tertulia después de cenar se llama así en el oeste de Galiza y en León, que lo sepas. Como soy pijo, pues con un habano petit robusto de Hoyo de Monterrey. ¿Qué más se puede pedir? Emmm... herpes, talco y tecno-pop.

Todo muy rico, velada inmejorable. Pero qué decadente, qué cargo de conciencia entre Mercedes y Bentleys. Te acostumbraste muy rápido, flaco.