sábado, 27 de marzo de 2010

Best place to work



La gente es sádica. No se me ocurre ningún otro motivo por el que en las oficinas modernas, los retretes tienen que ser de campo de concentración, sin intimidad alguna. Bueno, puede ser para humanizar a los jefes.

-Buenos días, Don Antonio.
-Buenos días, Peláez.

A continuación, Don Antonio se mete en la cabina, abierta por abajo y por arriba. Se le oye desabrocharse el cinturón, sentarse y respirar hondo. Demasiado hondo. Al cabo de unos segundos:
-¡Chop!

Claro, y eso con suerte. Porque también puede ser:
-¡Chorrrrorop, chop, chop, chop, chop, prrrr, chop!

Y según las teorías sociológicas al uso, esto le conforta mucho a Peláez que ve -oye más bien- que Don Antonio, a pesar de los gemelos de Loewe, a pesar de la corbata de Hermés, pues eso, que es absolutamente humano. Es un programa de Clima Laboral. Pero digo yo que debería haber otra alternativa, que no dejara tantas secuelas psíquicas.

Porque ese momento en el que entras al cuarto de baño, te estás lavando los dientes, pensando en tus cositas, y de repente empieza una serie de sonidos aterradores entre Tormenta del Desierto y Cabalgata de las Valkirias a pocas revoluciones, es que acojona, tú. Es que es muy duro, tú.

Incluso llegamos a aprender a predecir el timbre, volumen y cadencia del sonido según la complexión de cada individuo. Hasta cruzamos apuestas; si sabemos lo que ha comido el gordito de la tercera, podemos incluso predecir variaciones. En estos momentos, cuando estás bordeando el profesionalismo, cuando aciertas siempre -incluso con el vegetariano silencioso- te das cuenta de que tienes que dejarlo, de que se te está yendo de las manos.

Aún hay veces que empeora. No hablo ya del olor, -hedor- que sin las mínimas restricciones que imponen unas paredes, campa veloz y por sus respetos, sin dejarte oportunidad de evitarlo salvo que seas buceador profesional y seas capaz de aguantar la respiración un par de minutos o lo que dure un pis.

Y ya el puto infierno es el momento coral. Cuando no sólo suena la Tuba del Infierno sino que (hay una fila de tres retretes) se empiezan a producir armonías dodecafónicas, contrapuntos diabólicos a tres voces, realimentaciones positivas y competiciones tipo jam-session. Hay veces que uno se queda boquiabierto y ya no sabe si debería aplaudir, pedir un bis o llorar amargamente. Yo soy más de llorar, porque no acabo de comprender qué karma negativo he acumulado en vidas anteriores para tener que pasar diariamente por esto.

Tengo un colega que directamente no entra en el retrete. Lleva más de veinte años trabajando en la empresa y no. Es de hábitos ordenados y no pero si alguna vez tiene un imprevisto, pues coge el coche, se va a casa, deposiciona y vuelve. ¡Claro, así va la productividad del país! Pero entiendo la declaración de principios y la respeto.

Lo único que me extraña es que no hayan hecho los baños mixtos, tipo Ally McBeal, sería muy moderno y muy Best Place to Work y todavía se podría dañar más la psique del empleado. Mucho peor todavía que descubrir que Don Antonio es humano es despojar de todo glamour y de todo sex-appeal a la maciza de los ojos negros que no caben en la City, haciendo a todos sus babeantes admiradores constatar que es muy pero que muy pedorra...


domingo, 21 de marzo de 2010

Vuelve la metanfetamina azul

Hoy se estrena en USA el primer capítulo de la tercera temporada de Breaking Bad. Explosiva combinación de humor negro a raudales y drama existencial, con bastante de narco-thriller.  Maravillosa combinación que crea adicción. Ha ganado todos los Emmys. Muy recomendable.

domingo, 14 de marzo de 2010

Want a piece of me, boy?

Sobre la propiedad intelectual hay mucho que hablar, como sobre casi todo.

Al final del día, no pasa más (ni menos) que aparece un nuevo canal de distribución que deja obsoletos a los demás y mucha gente que estaba ganando mucho dinero, deja de ganarlo. Esto ha pasado cuatrocientos millones de veces a lo largo de la historia y siempre ha sido el mismo drama, pero también siempre acaba de la misma manera: el campo sigue sin puertas y los guardianes del pasado esplendoroso van a casa a lamerse las heridas, suponiendo que su flexibilidad anatómica todavía se lo permita.

Me gusta poner el ejemplo de Blade Runner.
  • La vi en el cine en la universidad porque no me apetecía ir a clase. Pagué.
  • Luego fui con mi novia a verla al cine. Pagué,
  • La pusieron en Canal +. Pagué.
  • La dieron en abierto en otra cadena. Me tragué mis anuncios, que es una forma de pagar.
  • Me la compré en video Beta. Pagué
  • El Beta desapareció. Tenía el irracional deseo de verla en mi nuevo video VHS. Tuve que volver a pagar.
  • Luego salió el Laser Disc. Pagué.
  • El laser disc fue un fracaso comercial. Tuvimos que conformarnos con el DVD. Pagué.
  • Ya se cómo acabará la historia del Blu-Ray... No pagaré ni de coña.
Tengo un PC sin lector de DVDs y varios discos multimedia de los que he pagado el canon correspondiente. 

Ahora mírame fijamente a los ojos y dime que no puedo ripear o bajarme Blade-Runner para verla en mi PC. ¡Pero si debería ir mi nombre en los créditos de la película como uno de los que han dado soporte financiero para el proyecto! Dime además que no puedo, no porque hay que fomentar el consumo de electrónica de consumo, sino porque les hurto a los que poseen la propiedad intelectual.

Amos, no jodas. En fin. More on this, another day.

Pues la semana pasada me pasaba una cosa muy Blade Runner con Starcraft. Starcraft es un juego clásico de ordenador (1998) que redefinió la categoría de los juegos de Estrategia en Tiempo Real (RTS) y que también supuso un salto cuántico en los juegos en red, tanto en una red local (¡ay, qué bien nos lo pasabamos en la Uni!) como a traves de internet, con su prodigioso sitio Battle.Net. Yo creo que doce años después sigue siendo el más grande, aunque la empresa que lo creó (Blizzard) derivó -o mejor, el mercado derivó- a rollitos menos estratégicos tipo World of Warcraft, que son más roleros pero que se centran más en la microgestión de personajes concretos que en la campaña militar en sí. Así que después de una expansión, llamada Brood War, el juego languideció... relativamente: Diez millones de copias vendidas, 37 premios, canales de TV monográficos, torneos profesionales en Corea con audiencias superiores a 120.000 personas, y un servidor on-line cuyo tráfico ha crecido el 800%.

Para mí se trata de un destilado único de planificación e improvisación bajo estrés, que además presta atención a todos los aspectos de una campaña militar: Los recursos, la intendencia, la logística, el reconocimiento, la inteligencia, la superioridad numérica, la tecnológica, la velocidad, las particularidades del terreno, etc.

Es una Ópera Espacial divertidísima jugando contra la inteligencia artificial del ordenador, pero ya si juegas en red y lo que tienes enfrente es un cabrón tan retorcido y tan hijoputa como tú, pues es lo más grande.
El caso es que hace poco me enteré de que ¡por fin! van a sacar la secuela Starcraft 2 y me entró morriña pero...

Bueno, pues que en la vida de los ricos se cambia de ordenador cada cuatro años. El complejo tecnológico-industrial lo ha montado así y todavía no hemos sido capaces de evitarlo. El caso es que en uno de esos cambios ya me tocó inevitablemente pasar de Windows 2000 a XP y el juego nunca volvió a funcionar en la nueva plataforma. Como en el chiste, diremos que de Vista ni hablamos.

Luego me compré un Mac e intenté también instalar el Starcraft en la partición de Windows, sin éxito. Como soy cabezón que te cagas, la semana pasada decidí que iba a jugar al Starcraft en mi Mac, y en Mac OS X nativo. Al final lo he conseguido pero no ha sido fácil. Me habría gustado hacerlo de manera totalmente legal pero no ha sido posible. Ni actualizando mi licencia de Windows a una de Mac (pagando) ni siquiera volviendo a comprar el juego para Mac.  No hay forma de comprar el producto que quería, que es lo mismo que pasa con muchas canciones originales que no consigues que te vendan pero que es ilegal bajar. Por aquí guardo mis cds originales de Starcraft y de Brood War que supongo me servirán de atenuante si no de eximente cuando me quieran llevar al trullo.

Dejo aquí dicho como se hace por si alguien tiene las mismas paranoias y para ver si Juanito y Angelito lo reconstruyen y nos echamos unas partidas por internet de escándalo. Quiero aclarar además que cuando salga Starcraft 2 me lo compraré. Merece la pena.

  1. Primero uno se consigue una copia del juego en Mac OS 9. Esto  a lo mejor se puede comprar. Yo no lo he conseguido. En cualquier caso, es fácil con Google, Megaupload y esas cosas.
  2. Luego uno se baja de la página oficial de soporte técnico de Blizzard el parche que actualiza el juego a la versión 1.161
  3. Afterwards se baja uno de la nube un instalador nativo de Starcraft para Mac OS X.
  4. Luego se consigue un número de serie válido de Starcraft, bien sea porque guardas la caja del juego original o de cualquier otra manera.
  5. Ahora que ya tienes todo lo necesario, monta la imagen del juego (la copia que conseguiste) en el Mac.
  6. Ahora ejecuta el instalador nativo. En algún momento del proceso te pide el número de serie.
  7. Ahora se abre el parche, se seleccionan todos sus contenidos y se copian en Aplicaciones - Starcraft Folder - Starcraft Files.
  8. Después, y en esta misma carpeta, se borra la carpeta Maps y se le cambia el nombre a la carpeta Rename Me Maps. El nuevo nombre es ... Maps.

Ya está. el juego se puede ejecutar con el acceso directo o desde el finder. Buen finde
¿Ha llamado alguién a un exterminador?

sábado, 6 de marzo de 2010

La Armada de Felipe VI


No lo pueden soportar.

Y es que con su Liberalismo, me monto en Barajas en un avión de Iberia, llego al aeropuerto de Heathrow (que es de Ferrovial), saco dinero en un cajero del Abbey National Bank (que es del Santander), tomo un taxi que me lleva al Meliá White House, junto a Regent's Park. Enciendo el móvil que se conecta a O2 (de Telefónica) y concierto una cita en Liverpool con ejecutivos de Scottish Power (que es de Iberdrola). Después tengo entradas para Anfield, el estadio del Liverpool F.C., donde les escucho idolatrar al Niño Torres, jugando a su balompié.

Ellos hablan con la patata en la boca y fingen que no te entienden porque sólo manejas cinco o seis vocales distintas, pero en realidad lo que pasa es que no lo pueden soportar.