viernes, 28 de agosto de 2009

Nostalgia...

detienda@dreamers.com
parakingmobtotal@hotmail.es
fecha19 de agosto de 2009 11:41
asuntoAvisos Tienda Dreamers



Mensaje de seguimiento
¡Hola!

Este es un aviso automático para comunicarte que en Tienda Dreamers hemos repuesto el producto:
LA SAGA DE CONAN # 01 (de 35)
al que te habías apuntado para avisarte cuando lo volvieramos a tener.

Si te interesa, puedes comprarlo en esta dirección:
http://www1.dreamers.com/productos/355120.html

Esperamos que este servicio te sea de utilidad.
¡Muchas gracias por todo!

Nota: Este aviso solo se envia una vez.

TIENDA DREAMERS
http://tiendadreamers.com

martes, 25 de agosto de 2009

Entre Macondo y Valinor

Un libro que comienza con una cita:

¿Qué le importan las vidas anónimas, breves... a Galactus?

Los Cuatro Fantásticos
, vol. 1 #49, 1966, Stan Lee y Jack Kirby


y termina con la descripción de una viñeta del #12 de Watchmen (sí, aquella en que Adrian Veidt le pide aprobacion a Ostermann ...Todo terminó bien ¿no? y el Azul le contesta que Nada termina nunca...).


Entre medias, la vida de un loser total, con todas las características del perdedor del siglo XXI:
Nerd, pobre, negro, gordo... Me recuerda a El Color Púrpura, de Alice Walker:

-Mírate. Eres negra, eres pobre, eres fea, eres una mujer. Vamos, que no eres nada.


En fin, un tipo con cero habilidades sociales y probabilidad cero de levantar a una jevita.
De trasfondo, la historia de una familia, la de una dictadura y la de la República Dominicana en el s. XX, siempre viviendo entre el Telón de Plátano y los caprichos (whims) del hermano Mayor.

Improbable combinación de ingredientes que milagrosamente resulta sabrosa, como algunos maridajes de vino y chocolate, contra todo pronóstico.

Los Pulitzer son simpáticos. Siempre me gustan. Los premios tienen personalidad, como los perros: Los Goncourt son siempre tostones, los Planeta infumables, los Nadal una garantía, los Hugo un poco simples, los Bookers' intelectuales... En España no se le da mucho bombo a los Pulitzer -si acaso a los de periodismo y fotografía-. No se porqué.

Mis Pulitzer preferidos:

  • Las uvas de la ira, de John Steinbeck, 1940
  • La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, 1981
  • Los reyes del mambo tocan canciones de amor, de Oscar Hijuelos, 1990
  • Maus: Relato de un superviviente, de Art Spiegelmann, 1992
  • Las fantástias aventuras de Cavalier y Clay, de Michael Chabon, 2001
  • La maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Díaz, 2008

La de Oscar Wao es una Buena Novela, que trabaja en la remotísima y desconocida frontera entre El Señor de los Anillos y El Otoño del Patriarca, entre Superman y las Bene Gesserit y Amaranta Buendía. Además, sin más pretensiones que las justas. Mola (dictamen final, Rorschach dixit).

viernes, 21 de agosto de 2009

La Maravillosa Vida Breve de Oscar Wao


...se quedó estupefacto al descubrir que, de un día para otro, la nueva generación de nerds ya no compraba juegos de rol. ¡Estaban obsesionados con las barajas de magic! [...] Trató de dar una oportunidad a Magic, trató de juntar un mazo que valiera la pena, pero sencillamente no era lo suyo. Lo perdió todo contra un punky de once años y se dio cuenta que en realidad le daba igual. Primera señal de que su era se cerraba: Cuando lo último en nerdería ya no le llamaba la atención, cuando prefería lo viejo a lo nuevo...

Junot Díaz, La Maravillosa Vida Breve de Oscar Wao, ed. Mondadori, 2007.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Back from the U.S.A.

guachimán.

(Del ingl. watchman).

1. m. En muchos países de Centro y Sudamérica. Policía, vigilante, guardián.



mariachi

(Del ingl. marriage, matrimonio).

1. m. Conjunto instrumental que acompaña a los cantantes de ciertas danzas y aires populares mexicanos del estado de Jalisco, que se interpretan típicamente en las bodas.



pariguayo, ya.

(Del ingl. party watcher, el mirón de la fiesta).

1. m. y f. R. Dom. Persona que hace el ridículo por no estar a la altura de las circunstancias.


martes, 11 de agosto de 2009

Espiral abuñuelada


En este verano carente casi por completo de momentos gastronómicamente reseñables -como si la crisis hubiera devenido en una cierta tristeza de la tripa-, mención merecen los famosos churros de Ramón, no por novedosos -la churrería abrió en 1941- sino porque setenta años después siguen siendo los churros con más personalidad del universo patrio y no te quiero decir si los comparamos con los fritters de allende los mares.


Acá, en Marbella, a las diez de la madrugada, en un sitio que sería paradisíaco si hiciera ocho grados menos y no hubiera que lanzarse en plancha para tomar posesión de una mesa. En la Plaza de los Naranjos, en pleno casco antiguo, myfriend, entre los azahares y la capillita del Cristo del Amor que anuncia ya la Lotería de Navidad de su cofradía, puedes encomendarte al espíritu omnipresente de San Jesús Gil del Gran Poder Que En Gloria Esté y por unos módicos diez fokin euros por persona humana, sacudirte un pantagruélico homenaje sin par. A saber: Tejeringos en cantidad suficiente (que mire vuesa merced que son churros, que no Tejodos) con chocolate de la leche o cortado doble (según le quepa a uno todavía el bañador o recién ya no) y un zumo de naranja que si te lo admite el estragado estómago a esas tempranas horas de la matin, pues hace mucho bien y vitaminas y tal.
Ya no son lo que eran, pero en general ya nunca nada es lo que era y tengo muchas dudas de si es que alguna fez fue algo lo que era o non. Y sin ser lo que eran, que no lo son, están muy bien, coño: Secos, huecos, crujientes, suaves, y dulces. Dice Pepe, que es el hijo de Ramón, que el secreto está en freirlos con poco aceite de oliva virgen y cambiar este muy a menudo. Yo no me lo creo. Algún secreto más habrá, que nadie vende su primogenitura por un plato de lentejas, salvo algún oriental hambriento.
¿Unos churritos?

domingo, 9 de agosto de 2009

Bien planteado, mal resuelto




El ser humano es perezoso por naturaleza. Normalmente no es brillante; incluso podríamos decir que en general se caracteriza por una estupidez moderada, no espectacular. Ocasionalmente a algún espécimen se le ocurre una buena idea pero incluso en estos rarísimos casos, se trata de apenas un destello sin continuidad ni trascendencia. Cómo esta raza de primates sesteantes, lujuriosos y bobalicones ha logrado esquivar la extinción durante cientos de miles de años no puede sino sorprender al observador externo y el que algunos especímenes muten y muestren inquietudes estéticas sume a dicho observador en una perplejidad abisal a la vez que le produce una lástima casi infinita por lo futil y pueril del intento.


Nos ocupa uno de estos intentos. Si cualquiera de ellos está condenado al fracaso más estrepitoso, esto es especialmente cierto cuando la reserva genética del especímen en cuestión tiene ya deficiencias estructurales conocidas y notorias. Max Brooks es hijo bada menos que de Melvin Kaminsky, más conocido por su nome de guerre Mel Brooks, cuya contiribución más famosa a la historia del humor humano es la frase "¡Vaya par de aldabas!" para referirse a ciertas glándulas mamarias de tamaño respetable de una hembra de la especie en la casi graciosa El Jovencito Frankenstein (1974). Con estos antecedentes, poco se podía esperar.






Max Brooks tuvo un éxito de ventas notable con una obrita menor titulada Zombi: Guía de Supervivencia que, como su nombre indica, recopilaba una serie de consejos prácticos para defenderse de los ataques de los muertos vivientes. Ingenioso el formato, graciosa la idea, superfriqui el concepto y sin más ni más.


El éxito de los más de setecientos mil (¡700.000!) ejemplares vendidos llevó al autor a intentar ora vuelta de tuerca, publicando Guerra Mundial Z: Una Historia oral de la Guerra Zombi. Se trata de una especulación sobre las consecuencias que tendría para la humanidad una pandemia que la llevara hasta el borde de la estinción. El que dicha pandemia (la Rabia Africana) adopte la forma de un Síndrome Zombi, en el que los afectados se comporten como tales y que se transmita por el mordisco de los infectados no deja de ser una forma de aprovechar el tirón del éxito anterior y de remozar mínimamente un género que ya ha pasado pro el ébola, por el VIH, por el síndrome de Creutzfeldt-Jakob y más recientemente por las gripes aviar y porcina.


El formato elegido es una colección de testimonios de supervivientes, expurgada de un informe de Naciones Unidas sobre la Guerra. Esto le permite al autor dar un enfoque coral e impresionista a la novela, librándose así de la necesidad de dotar de estructura al conjunto, que queda deslavazado por decirlo de manera suave.


El libro no empieza mal, contando cómo las autoridades chinas ocultan los primeros brotes, impidiendo así que se tomen medidas más efectivas o cómo el tráfico ilegal de órganos provoca que la epidemia pase del tercer mundo al primero o cómo Sudáfrica es el primer país que se enfrenta al dilema moral del Mal Menor, decidiendo sacrificar parte del territorio y la población ante la imposibilidad de poder defender exitosamente el total.


El problema es que la novela no tiene mucho más que ofrecer y, pasadas las cincuenta o cien primeras páginas, se va deslizando paulatina e inexorablemente por lo repetitivo y banal y acaba en el imperdonable pecado de ser un coñazo.


A la irritación que produce siempre la decepción, en este caso hay que añadir además un yanquicentrismo más evidente a medida que transcurre la novela y que acaba siendo entre burdo y ofensivo: Se esquiva el islam (no se si por evitar la fatwa), los chinos son malísimos, los rusos vuelven a un zarismo fundamentalista e imperialista, Europa no existe, el presidente de USA se erige en el líder del mundo libre, muy a la Churchill, Estados Unidos salva al mundo, la cuba castrista cae, todos son felices y se comen perdices en abundancia.

Lo dicho, una mierda, mucho ruido y pocas nueces, arrancada de caballo y parada de burro. Fallido total. Como decía Ortega: ¡No es esto, no es esto!

Y mira que fue Best-Seller del New York Times. Se me va a desplomar la fe en el Occidente Libre...