lunes, 25 de julio de 2011

Despiojando mis libros


O sea que cuando me compro un libro digital no puedo hacer un montón de cosas con él. Básicamente por proteger los derechos de autor. Wait, wait, wait. El tema es MUY discutible e incluso muy DISCUTIBLE.

En general acepto que revenderlo es una putada, tú. Si alguien tiene que hacer dinero con un contenido debe ser el creador del mismo o el que le ha prestado un apoyo necesario para la producción  y comercialización, sea canal de distribución, plataforma de marketing o incluso los recursos materiales o financieros necesarios para la producción del contenido en sí. Bueno, yo creo que el creador y él que se entienda con sus obligaciones, cono aplicación del principio universal de que cada perro se lama su pijo.
También entiendo que ponerlo en un sitio de libre acceso para que lo coja cualquiera es otra putada, tú. Fariseismos aparte, no se puede esperar que en general el personal tenga comportamientos irracionales o antieconómicos, y si le das a la gente la oportunidad de hacerse gratis con un bien que les proporciona utilidad en el sentido económico del término, es evidente que no pagarán más dinero que el que maximiza su utilidad y minimiza su coste. O sea que favoreces la piratería. Elemental.

Hasta aquí lo que acepto, porque hay muchas cosas que -no se cómo está la legislación vigente pero- no son de Derecho Natural,  no señor.

-No se lo puedo prestar sin ánimo de lucro a quién quiera, por el período de tiempo que me de la gana. Pues no estoy de acuerdo. A falta de otro referente válido, la fuente de derecho aplicable debe ser la costumbre, y aquí entiendo que lo aplicable puede y debe ser la transposición del marco del mundo análogico. Y  a mi siempre me ha gustado recomendarles y prestarles libros a los colegas, y no pienso renunciar a ese implícito contrato social de que si me compro un libro, se lo puedo dejar a mis amigos. Y los discos, y las casetes, y las pelis. No nos aprovechemos del advenimiento digital para cambiar las reglas de juego a mitad de partido, ¡por Dios bendito!

-No lo puedo leer en el dispositivo que se me ponga en la mismísima. Por ejemplo, no me puedo leer un libro que me haya comprado y pagado religiosamente en Amazon con un e-reader que no lleve Kindle y sea compatible con el formato propietario de Amazon, incluso si estoy dispuesto a encargarme yo de la conversión de formatos. Vamos, esto es que ni lo comento por lo evidente de la práctica predatoria, del abuso de posición dominante, de la subvención cruzada y de lo anticompetitivo de la práctica. No lo voy a dignificar debatiéndolo. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

-Tengo que mantener una relación comercial continuada con la tienda en la que he adquirido el libro. Por ejemplo si compro un libro digital en la susodicha Amazon y después de leerlo lo borro o lo archivo, por diversos motivos que pueden ser incluso tan legítimos como que se me agote la memoria del dispositivo lector, resulta que cuando lo quiera recuperar, tengo que conectarme a Amazon en la que tengo que mantener mi cuenta y mi tarjeta de crédito y volvermelo a bajar, e incluso puede que pagar (testimonialmente, es cierto, pero me importa el principio) por el tráfico de dicha bajada. Esto es como si cada vez que me releo un libro que compré en su día tuviera que informar al librero al que se lo compré. ¡Es que no se le ocurre ni al que asó la manteca!

Bueno pues no. Así que os voy a decir cómo se libera un libro digital del DRM (Digital Rights Management, o sea el software que además de la protección legítima de los derechos de autor incorpora las restricciones arbitrarias e ilegítimas explicadas más arriba), no para que hagáis el cafre pirateando irresponsablemente, que no tiene demasiado sentido (los libros no dejan de ser la forma de ocio más barata) sino para dar salida a ese puntito libertario que nos queda muy en el fondo y sobre todo porque a mí me ha sido muy útil aprenderlo y me costó encontrar la forma.


El fundamento científico de todo esto es (simplificando a little bit) que la copia bajada a un Kindle [o a un dispositivo con la aplicación Kindle], está encriptada con una clave dependiente del dispositivo, clave que la aplicación lectora conoce, por lo que puede manipular, restringir y presentar el contenido, mientras que otra aplicación que no conozca dicha clave no entenderá nada del contenido y no podrá hacer nada con él. O sea que lo que tenemos que hacer es descifrar la clave. Como es única y dependiente del número de serie del dispositivo lector, es cuestión de conocer dicho número de serie y probar todas las combinaciones posibles, hasta que una transforme el contenido encriptado en texto inteligible, roughly speaking.

No cunda el pánico que no hay que hacer casi nada de todo esto a mano, que para eso están los ordenadores. Lo voy a explicar con libros de Amazon (.mobi) y trabajando en un mac. Para los que trabajéis con otras plataformas, you will have to figure out the details yourself, pero el fundamento es el mismo.

a) Preparación del libro a despiojar
  1. Te bajas la aplicación Kindle al Mac
  2. La registras en tu cuenta de Amazon
  3. Te bajas al mac el libro en cuestión [Este aparecerá como archivo en Library/Application Support/Kindle/My Kindle Content o en Documents/My Kindle Content. El nombre puede ser raro pero por fecha y hora de creación y formato, lo pillas].

b) Preparación de la despiojadora (sólo hay que hacerlo en el primer despiojamiento. Luego ya  lo tienes instalado)
  1. Te bajas  e instalas ( si no lo tienes ya) Calibre, que es una aplicación de gestión de libros digitales. Muy recomendable en cualquier caso.
  2. Te bajas las herramientas de desencriptación.
  3. Introduces dichas herramientas en el calibre como plug-ins. Esto se hace en Calibre - Preferencias - Cambiar el comportamiento de Calibre - Cargar plug-in de archivo. El único paso tricky es que tienes que repetir esto por cada carpeta de herramientas. Son cinco o seis, si recuerdo bien. No se os olvide darle a Aplicar Cambios.

c) Despiojamiento propiamente dicho
Lo único que tienes que hacer es importar el archivo del libro en Calibre. La importación, que tarda unos minutos, quitará el DRM automáticamente.

d) Ya eres libre
Puedes hacer lo que quieras con el libro. Si haces algo malicioso o manifiestamente ilegal con él, será tu exclusiva responsabilidad. Yo no soy inductor sino notario de las posibilidades tecnológicas existentes. Mi recomendación es que lo conviertas a formato .epub (que es un formato abierto soportado por la mayoría de ereaders y aplicaciones) y que lo leas donde quieras. Además almacena una copia de seguridad del mismo donde te venga bien.

Agradecemos esta película a Apprentice Alf, sitio al que podéis acudir para ampliar vuestro conocimiento sobre estas cositas tan simpáticas.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puedes actualizar la informacion p.f?

El enlace a las herramientas no funciona

Maldito DRM como se pasan !

Rorschach dijo...

Actualizado el link a las herramientas de desencriptación