miércoles, 31 de diciembre de 2008

Esto no es un ninja,

es mi churumbel, que como podeis ver, esta perfectamente integrado en el
paisaje.
Hace muy bueno, -10, inusualmente cálido, pero tenemos ventisca.
Mañana, esqui de fondo y de comida, reno.

viernes, 26 de diciembre de 2008

El mejor muerto

"Best Man Fall" no significa en absoluto "Cae el Mejor" sino "El mejor Muerto". Se trata de un juego infantil en el que gana el que mejor se hace el muerto cuando sus compinches le asesinan figuradamente.

Ese es el título del #11 del volúmen 1 de Los Invisibles, y hace referencia tanto al juego que practicaban Fred Murray y sus amigos, de niños, como a la propia muerte de Freddie, que es abatido a tiros por King Mob en el #1 de la serie.

En este episodio, aquel tiroteo -que era casual y cuyas víctimas eran anónimas- se revisita desde el punto de vista de una de las víctimas. Me resulta muy interesante por múltiplestortuosasrecónditas razones:



1) Descomoditización: Uno de los temas recurrentes de Los Invisibles es la comoditización e indiferenciación de las personas. Es habitual en películas, novelas y tebeos objetualizar y minimizar a los personajes no centrales. Los malos las espichan como Pindonguito y a esto no se le da ninguna importancia ni emocional ni intelectual. La existencia de los malos sólo sirve para que mueran en un momento dado y hagan así avanzar la peripecia. Aquí se hace un interesante cambio de perspectiva por el cuál sabemos bastante más del soldado anónimo que muere en sus primeros cinco minutos de participación en la historia que del glamuroso héroe que no es más que un estereotipo pop.

2)Relativización. Resulta que Fred Murray es una persona con una vida detrás, vida que por cierto tiene todos sus momentos cumbre precisa y emotivamente condensados en las páginas de la historieta en cuestión. Y no es un tío tan malo. Como no podía ser de otra manera, no es sino producto de sus circunstancias. Sin embargo, en su trabajo, uno más, proletario donde los haya, llegá un gachó asesino impío que arrasa Harmony House como un desastre natural y pone fin a una vida cutre pero individual. ¿Quién es el malo ahora? ¿¿De qué lado estás??

3)Recapitulación. Es público además de incomprobable que cuando uno está muriendo, toda su vida desfila rápidamente ante sus ojos. El término técnico que en psicología describe este fenómeno es "recapitulación". Y esta es la técnica que se utiliza para contarnos la vida de Fred Murray, con saltos en el tiempo atrás y alante y presentando algún acontecimiento que ya ha ocurrido o que ocurrirá más adelante, desde el punto de vista personal de Freddy. La verdad es que el guión de este episodio es técnicamente perfecto y nunca he visto una narración condensada de precisión tan milimétrica. Este es uno de los episodios que le hacen a uno quitarse el sombrero y soñar con que Míster Morrison alcanzara habitualmente estas cotas y no fuera tan irregularmente Míster Morrison.

4) Interconexión. En Los Invisibles, todo está conectado. Todos los acontecimientos ocurren simultáneamente y cualquier personaje en cualquier momento de la serie puede ver o escuchar espejismos o resonancias de otros acontecimientos. A veces hay que estar despierto para pillarlos. Aquí hay uno que me es muy querido: Cuando Freddie está en la cuna con su muñeco, se oye una voz: "Eddie dice que le llame Booby" (Eddie says to call him Booby) y como resultado Booby pasa a ser el nombre del muñeco. Lo que Eddie decía en realidad, a otro personaje y en otro momento, era que rezase a Buda (Eddie says to call on Buddha, que suena muy parecido a Eddie says to call him Booby). Hay que leerse otros treinta episodios para entender esto, lo cual da que pensar que la improvisación y el caos que parecen gobernar el proceso creativo de Míster Morrison no son tales.


5) Todas las anteriores. La portada es:
-el emblema de la RAF
-el soldado como diana (comoditización)
-la imagen de Fred Murray con la camiseta de su asesino de fondo. Podemos observar esta en una de las últimas portadas del volúmen 2, que reproducimos aquí. Por cierto, aquí está ensangrentada como por heridas de bala (Del Brit Pop hablamos otro día).












Cambiando de tema: Diciembre, mitad de posts, doble audiencia. De seguir la progresión, pronto viviré de la publicidad. Os quiero.

Ah, y me voy a Laponia. ¡Que os den!


sábado, 20 de diciembre de 2008

Ciencia elemental


Ya sabéis que Los Invisibles es uno de mis tebeos favoritos. Es tan... no se, finisecular. Como un videoclip: denso, contradictorio y superficial. Mirad qué portada de Brian Bolland. Me parece, además de sexy, técnicamente interesante con la mezcla de fotografía y pintura.

Corresponde al #18 del Volúmen 2, que forma parte del arco argumental "Ciencia Negra 2". Las dos historias de Ciencia Negra corresponden a sendas infiltraciones de los Invisibles en la base secreta del ejército de Dulce, en Nuevo México. Allí "Ellos" (La Conspiración) tienen guardadas las cosas que no quieren que conozca la opinión pública.

Hoy me quería detener un segundo en los títulos de los episodios. Son interesantes:

Episodio 1: El Sueño de Newton
Hace referencia a la anécdota (probablemente apócrifa) según la cuál Isaac Newton tuvo la revelación de su teoría de la Gravitación Universal (vulgo la Gravedad) cuando estaba dormido debajo de un manzano y le cayó una fruta en la cabeza. Probablemente el título tiene que ver también con que en el episodio, juega un papel estelar cierta máquina del tiempo: El viaje temporal es imposible según la física newtoniana, por lo que su existencia requeriría que las leyes de la física clásica estuvieran en suspenso o, dicho de manera metafórica, que Newton estuviera durmiendo. Por último el título también puede hacer referencia a cierto pasaje del episodio por el que van desfilando otras de las manzanas simbólicas más famosas de la historia. Entre otras:
  • La de la Discordia. Esta es aquella en la que la diosa Eris inscribió "Para la más bella" y que acabó desencadenando la Guerra de Troya.
  • La de Blancanieves. La manzana envenenada que le da la bruja. Ya sólo recuerdo la versión de walt Disney. Lamentable
Episodio 2: Los Monstruos de Einstein
Además del título de un libro de Martin Amis, tradicionalmente se denomina monstruos de Einstein a las armas nucleares o bombas atómicas, puesto que su producción es posible gracias a los desarrollos de la Física en las primeras décadas del siglo XX, de los que los de Einstein son los más conocidos y paradigmáticos. Una parte importante de la compleja cosmología de Los Invisibles se basa en que la primera Bomba atómica produjo una disrupción en el continuo espaciotemporal por el que llegó a nuestro universo un ente. Este ente estuvo guardado en Roswell y ahora está en Dulce, y el Gobierno siempre lo ha ocultado y negado su existencia. Por cierto que el científico que más contribuyó a la construcción de la bomba atómica fue Alan Oppenheimer, que había trabajado con Einstein y que cuando la vió explotar dicen que citó las palabras del Bhagavad-Ghita: "Me he convertido en la Muerte, en el Destructor de los Mundos". Este momento está adecuadamente recogido en Los Invisibles.

Episodio 3: Los Perros de Pavlov.
Nos alejamos aquí de la Física para apenas rozar la superficie de la psicología conductista. El experimento de Pavlov consistía -explicado de manera burda y breve- en que acostumbró a un grupo de perros a que sonaba una campana cada vez que les iba a dar de comer y al cabo del tiempo los perros comenzaban a salivar cuando sonaba la campana, independientemente de que viniera la comida. Desde este experimento, el "perro de Pavlov" ha quedado como antonomasia del comportamiento predecible generado por el condicionamiento y el entrenamiento. la relación del título con la historia queda clara con las primeras palabras de ésta:

-Primero y más importante, aunque penséis otra cosa, sois máquinas. Robots biológicos, operados por impulsos eléctricos y espasmos químicos. Ja, Ja.
Podemos conduciros como a coches...

Episodio 4: Los Gatos de Schrödinger
El Gato de Schrödinger es un experimento intelectual ideado en 1935 por el físico del mismo nombre para ilustrar uno de los conceptos más básicos pero más antiintuitivos de la física cuántica: el Principio de Superposición. Un sistema cerrado puede ser descrito por una función matemática que especifica la probabilidad de que esté en cada uno de sus estados posibles. Cuando el sistema no interactúa con el exterior su realidad es simultáneamente todos los estados posibles. Es sólo al observarlo cuando el sistema "colapsa" a un único estado particular de los posibles. Si se repiten las observaciones, la frecuencia con la que el sistema colapsa a cada uno de los estados es igual a la probabilidad de cada uno de ellos según la función matemática que describe al sistema, con lo cual no nos queda sino concluir que "de alguna manera" el sistema está en todos los estados posibles simultáneamente.

El experimento-gato de marras es -y plagio aquí de la Wikipedia por brevedad y comodidad- un sistema formado por una caja cerrada que contiene un gato, una botella de gas venenoso, una partícula radiactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse y un dispositivo que, si la partícula se desintegra, rompe la botella y produce la muerte del gato.

El estado del gato, o sea si está vivo o muerto, queda descrito por la función de onda de la partícula radiactiva. Si abrimos la caja, el gato estará totalmente vivo o totalmente muerto pero si no la abrimos, sólo lo podemos describir como vivo y muerto simultáneamente (dos estados superpuestos). ¡Buf! ¡Vaya tripi! ¿y el gato, qué opinará de todo esto?

La relación con el episodio y con los invisibles en general es que al final no sabemos qué es real y qué ficticio y en el fondo da igual porque todo es en parte real y en parte ficticio, al mismo tiempo.... como el personaje que se escribe a sí mismo en la historia que está contando...

Namu Amida Butsu...

jueves, 11 de diciembre de 2008

Corto Maltés Desencadenado


Estudiante mediocre y con problemas de disciplina en los colegios.

Participó -del lado del ejército británico- en la última (189x) carga de caballería que merece ese romántico nombre, contra las tropas del Mahdi (مهدي) sudanés Muhammad Ahmad.

Fue hecho prisionero por los boers en Sudáfrica, de donde escapó cruzando medio país en bicicleta hasta llegar a territorio amigo.

Estuvo de corresponsal en la Guerra de Cuba, ocultándose en los bosques con una columna de guerrilleros.

Participó activamente en las negociaciones de la independencia de Irlanda.

Como buen romántico, fue más o menos fiel a su esposa. Como buen aventurero, tuvo una relación platónica que duró años con otra mujer, política e hija de su colega.

Entró en política. Fue expulsado de varios partidos.

Fue Ministro de Interior, de Exteriores, de Economía y Hacienda, de Marina, de Guerra.

Envidiosos y mezquinos le costaron la carrera varias veces. Por ejemplo cuando consiguieron que la opinión pública le atribuyera el desastre de Gallipoli en Turquía, durante la Gran Guerra

Luchó en las trincheras en Bélgica en la primera Guerra Mundial, a petición propia. Fue su respuesta existencial una de las veces que cayó en desgracia política.

Inventó el tanque. (al menos fue el ministro capaz de entender cómo el blindado iba a cambiar la guerra y consecuentemente puso los fondos para su desarrollo).

Denunció la tiranía y a sus compatriotas por ser tolerantes con ella y consiguió, volviendo del ostracismo político, dirigir a su país en una guerra cruel, sin esperanza, en la que casi sólo él creía, contra un enemigo mucho más poderoso.

Y ganó.

Como recompensa sus compatriotas no le reeligieron tras la guerra y le condenaron otra vez al olvido y al ridículo.

Su penúltimo chiste fue ganar el Premio Nobel de Literatura: ¡él! que sólo aspiró a ser un hombre de acción y que sólo escribía para mantener el nivel de vida de su familia.

Todo lo anterior es cierto. Excepto el nombre. No se trata de Corto Maltés sino de Sir Winston Spencer Churchill. Sí, el del puro, el sudor y las lágrimas. El de esta foto.

Lleva desde su muerte pensando en qué se reencarna. A estas alturas todavía tiene dudas entre derviche, pirata somalí, feyadin, ejecutivo de Lukoil o trabajador de los muelles de Shanghai.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Speculum Animae

Concepto, impacto, guiño, resumen, chiste, mapa.

Difícil arte el de las portadas. Hoy no de tebeos (siempre me quedaría con Watchmen...), sino de discos.

No voy a hacer una busqueda exhaustiva sino a poner las primeras que me vengan a la memoria como las mejores.
A ver...
Puedo ver tu casa desde aquí. Irreverente, graciosa, pegadiza, inolvidable y, como buena portada, puede tener dentro muchas historias distintas. ¿La música? No la recuerdo. Nunca fui muy de Camel. Además no ha envejecido demasiado excepto el casco del astronauta que es muy años setenta.

Una clásica más vista pero a la que tengo mucho cariño porque a menudo la uso en conferencias.
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Total. Y de una actualidad estremecedora. Creo que representa Europa y su estado del bienestar (ja, ja). ¡Qué curioso! Las crisis: 1929, 1973, 1992, 2001, 2008. ¡A ver si va a ser verdad que el tiempo se va acelerando a medida que nos acercamos al Fin del Mundo, como se sostiene en Los invisibles! ¿La música? Mala, mala.

Ya sabéis que soy muy del minimalismo. Tal vez por esto, me quedo con la portada de Veneno
Simple, directa, rápida, como esnifar éter. Y sin embargo, como buen objeto posmoderno, funciona a varios niveles, ya que si os fijáis un poco más se trata de una tableta de hachís marcada al fuego, o tal vez es de chocolate, que es veneno para el hígado y para tu corazón. La música no se si es buena pero junto con otro puñado de discos como La Leyenda del Tiempo, de Camarón, marcó el comienzo del fin del aislamiento repetitivo y tardofranquista del flamenco, la rumba y otros sones que me son muy queridos y que hasta entonces estaban confinados al ghetto tradicionalista y folclórico.

Y por último, Noche perfecta en Londres

Aunque hay que ser un icono del rock para que un primer plano de tu rostro sesentón funcione como concepto. ¿La música? Un paseo por el lado bestia.

Claro que se puede juzgar a un libro o a un disco por su portada. Por supuesto que se puede. Lo que pasa es que te equivocas mucho.