jueves, 11 de diciembre de 2008

Corto Maltés Desencadenado


Estudiante mediocre y con problemas de disciplina en los colegios.

Participó -del lado del ejército británico- en la última (189x) carga de caballería que merece ese romántico nombre, contra las tropas del Mahdi (مهدي) sudanés Muhammad Ahmad.

Fue hecho prisionero por los boers en Sudáfrica, de donde escapó cruzando medio país en bicicleta hasta llegar a territorio amigo.

Estuvo de corresponsal en la Guerra de Cuba, ocultándose en los bosques con una columna de guerrilleros.

Participó activamente en las negociaciones de la independencia de Irlanda.

Como buen romántico, fue más o menos fiel a su esposa. Como buen aventurero, tuvo una relación platónica que duró años con otra mujer, política e hija de su colega.

Entró en política. Fue expulsado de varios partidos.

Fue Ministro de Interior, de Exteriores, de Economía y Hacienda, de Marina, de Guerra.

Envidiosos y mezquinos le costaron la carrera varias veces. Por ejemplo cuando consiguieron que la opinión pública le atribuyera el desastre de Gallipoli en Turquía, durante la Gran Guerra

Luchó en las trincheras en Bélgica en la primera Guerra Mundial, a petición propia. Fue su respuesta existencial una de las veces que cayó en desgracia política.

Inventó el tanque. (al menos fue el ministro capaz de entender cómo el blindado iba a cambiar la guerra y consecuentemente puso los fondos para su desarrollo).

Denunció la tiranía y a sus compatriotas por ser tolerantes con ella y consiguió, volviendo del ostracismo político, dirigir a su país en una guerra cruel, sin esperanza, en la que casi sólo él creía, contra un enemigo mucho más poderoso.

Y ganó.

Como recompensa sus compatriotas no le reeligieron tras la guerra y le condenaron otra vez al olvido y al ridículo.

Su penúltimo chiste fue ganar el Premio Nobel de Literatura: ¡él! que sólo aspiró a ser un hombre de acción y que sólo escribía para mantener el nivel de vida de su familia.

Todo lo anterior es cierto. Excepto el nombre. No se trata de Corto Maltés sino de Sir Winston Spencer Churchill. Sí, el del puro, el sudor y las lágrimas. El de esta foto.

Lleva desde su muerte pensando en qué se reencarna. A estas alturas todavía tiene dudas entre derviche, pirata somalí, feyadin, ejecutivo de Lukoil o trabajador de los muelles de Shanghai.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En la primera mitad del XX todavía había gente con una concepción de la vida romántica y aventurera (y generalmente eran británicos). Los grandes exploradores, Lawrence de Arabia... En fin, gente con vidas que dan para más de una novela.


Impacientes Saludos.