martes, 11 de agosto de 2009

Espiral abuñuelada


En este verano carente casi por completo de momentos gastronómicamente reseñables -como si la crisis hubiera devenido en una cierta tristeza de la tripa-, mención merecen los famosos churros de Ramón, no por novedosos -la churrería abrió en 1941- sino porque setenta años después siguen siendo los churros con más personalidad del universo patrio y no te quiero decir si los comparamos con los fritters de allende los mares.


Acá, en Marbella, a las diez de la madrugada, en un sitio que sería paradisíaco si hiciera ocho grados menos y no hubiera que lanzarse en plancha para tomar posesión de una mesa. En la Plaza de los Naranjos, en pleno casco antiguo, myfriend, entre los azahares y la capillita del Cristo del Amor que anuncia ya la Lotería de Navidad de su cofradía, puedes encomendarte al espíritu omnipresente de San Jesús Gil del Gran Poder Que En Gloria Esté y por unos módicos diez fokin euros por persona humana, sacudirte un pantagruélico homenaje sin par. A saber: Tejeringos en cantidad suficiente (que mire vuesa merced que son churros, que no Tejodos) con chocolate de la leche o cortado doble (según le quepa a uno todavía el bañador o recién ya no) y un zumo de naranja que si te lo admite el estragado estómago a esas tempranas horas de la matin, pues hace mucho bien y vitaminas y tal.
Ya no son lo que eran, pero en general ya nunca nada es lo que era y tengo muchas dudas de si es que alguna fez fue algo lo que era o non. Y sin ser lo que eran, que no lo son, están muy bien, coño: Secos, huecos, crujientes, suaves, y dulces. Dice Pepe, que es el hijo de Ramón, que el secreto está en freirlos con poco aceite de oliva virgen y cambiar este muy a menudo. Yo no me lo creo. Algún secreto más habrá, que nadie vende su primogenitura por un plato de lentejas, salvo algún oriental hambriento.
¿Unos churritos?

2 comentarios:

Werewolfie dijo...

Paso a hacer un offtopic: gracias por la bienvenida, te enlazo en la Perse y a ver si no nos perdemos la pista.

Y chico, Marbella, qué calores... Yo prefiero veranear en la montaña, que se está más fresquico. Y churros por aquí no se ven muchos, pero será por pringues pa comer... ;)

Carlos López dijo...

Propongo añadir la categoría "simpático". Por dar alguna posibilidad más al lector.

Carlos