...Y se volvió a San Francisco de California. Como estaba previsto, sólo iba a estar aquí un mes, para un trabajo muy importante. Eso son trabajos y no el putiferio este, joder, la guita que tenía el tío y le saludaban en todos los sitios y todavía le quedaba tiempo para estar todos los días de picos pardos conmigo. Adiós, cariño, adiós, mi amor, cuídate mucho, algún día iré a California y te buscaré, no, yo mandaré a por ti y viviremos juntos hasta que la muerte nos separe. Y yo pensaba, claro, y la nena se chupa el dedo, tú en cuanto montes en el avión, si te he visto no me acuerdo, alguna vez pensarás en mi y cada vez menos y eso es todo y como mucho un día borracho les contarás a tus amigotes lo que te enseñó a hacer aquella pelirroja cuando estuviste en Europa y punto. Pero lo decía tan serio y tenía tantas ganas de creerle que cuando suena el timbre o el teléfono a horas raras, me da un jamacuco y pienso que igual es él, que lo decía en serio. Si es que soy una blanda, ya hace dos meses y todavía pienso en él, seré idiota, pues vaya metejón que tengo con el americanito, si se entera Brigitte para que queremos más, menudo cachondeo se iba a traer.
Hala, a la calle, empieza el chou, estoy hasta los güevos de este puto barrio. El edificio, bueno, aunque también hay algún capullo que me mira por encima del hombro y ya le dije el otro día en el ascensor bueno qué pasa, eh? Tengo monos en la cara? Disculpe, decía el mariquita, como me joden estos pijitos, hasta cuando te piden perdón parece que están marcando distancias, ojo chorva, no ves que tengo más guita y más cuna que tú, no quieras tocarme. Pero todos tienen lo mismo entre las piernas y a todos les gustan las mismas gilipolleces, tragatelo todo, ¿la tengo grande?, te la voy a meter hasta el corazón, puta, cómo te gusta, dime que te gusta, dime que no puedes vivir sin mi rabo, dime que soy el cabrón que mejor te folla de este lado del misisipí, dime que el mundo no tiene sentido sin esta máquina de follar. Hombres, todos igual de capullos.
Pero la calle es peor, entre los que te desnudan con la mirada y los que simplemente se te quedan mirando y los que te insultan, o te dicen fuera de este barrio. Por eso salgo casi siempre en taxi. Por lo menos a esta hora los niños están en el cole. Porque son los peores. Esos por menos de cinco te escupen o te tiran alguna basura. Desde pequeños, tan putos, pero no tienen la culpa ellos, son los soplapollas de sus padres y las estrechas de sus madres y los salidos de sus hermanos mayores que les calientan la cabeza. Ya aprenderán, aunque un barrio sin niños no estaría mal, no señor, en fin. Ay, qué mal cuerpo se me pone al hablar de niños...
Bueno, pues ya en Santa María del Mar, siempre me acuerdo de la primera vez que vine, que me convenció el curita. Cómo lloraba el curita después de hacerlo, decía soy un pecador, soy un desgraciado, soy una bestia. Ay, qué gracia, yo al principio me descojonaba, pero cuando se empezaba a golpear con el látiguillo ese al grito de perdóname padre ya no me reía. Me impresionaba. Me hacía pequeñita y me quedaba en un rincón hasta que terminaba, total, también contaba el tiempo ese y no se le fuera a escapar o pagara sus neuras conmigo. Bueno pues el caso es que el primer día que vengo me lo cruzo en las escalera de la entrada y le digo, buenos días Johnny, y él que se pone rojo como un tomate y mira a izquierda y derecha y dice qué haces aquí, y yo digo he venido para ser cristiana, padre, me has convencido y entonces pasa un señor mayor y le dice hasta luego, Padre Modesto, ay qué ataque de risa me dio, si me tuvo que pasar casi arrastras a la sacristía porque se quedaba mirando todo el mundo, así que Johnny, Padre Modesto, ay que me meo.
Ave María purísima. Bla bla bla del padre y el hijo y el espíritu, o se es uno o se son tres, si eso lo entiende hasta un niño de teta. Es que es empeñarse en hacerlo difícil, lo que no se es si un tío tan listo como Johnny se lo cree o habla por hablar. Yo ya no le llevo la contraria, al principio sí, pero no vaya a ser que no me deje venir. La que sí es guai es Santa María Magdalena, jo qué historia más bonita, enamorarse del único hombre que no podía hacerle caso porque era dios, teniendo a todos los demás en el bote. Me gustaba la peli del Superestar, cuando la china canta no sé como amarle, es un hombre, sólo un hombre más y he tenido tantos hombres antes... Como lloré cuando vi la peli. Ash me contó que la historia no era así, que la Magdalena se cepillaba a todo el grupo, menos a Judas que tenía sífilis y que por eso Judas estaba hasta los huevos porque además todos le tomaban el pelo y un día ya se cabreó del todo y les denunció a los romanos y que nada de treinta monedas de plata, que lo que le pagaron fue la Magdalena envuelta en un lacito y que le hizo todo tipo de barbaridades, que la Magdalena fue mártir, pero con Ash nunca se sabía si hablaba en serio o en broma, yo creo que esto lo decía en broma.
Dios te salve, María Magdalena, bendita tú eres y bendito tu vientre, ruega por nosotros. Dame salud, mucha salud, que si no, no me jubilo y acabo de esquinera, dame mucho dinero para dejar de pecar cuanto antes, tú tenés la palabra, y por favor que me dejen adoptar a un chinito, tú sabes que lo trataría bien, que lo educaría y que lo querría mucho, que me den el chinito, por favor te lo pido, Santa María. Te dejo el talego en el cepillo y le he puesto un ocho en cada esquina con rotulador, para que veas luego que es el mío, yo soy legal, dije un talego cada día por el chinito y estoy cumpliendo, cumple tú, santo putón. Amén.
Pues me pilla de camino, paso por el banco, que la directora quiere explicarme el Super Fondo 2100 Estrella, ya verás, Marie, esta inversión no puede fallar a largo plazo, lo garantiza el potencial de crecimiento económico de los paises emergentes, bla, bla, bla, parole, parole, al final siempre vuelve la burra al trigo, me fío o no me fío, pero me tengo que fiar de alguien, cuando invertí por lo que había oído en la red, entre pitos y flautas cuando me quise dar cuenta, había perdido hasta la camisa, si no a estas alturas ya podía estar en California, me gusta esta tía, me gusta la autoridad con que trata a los tíos, seguro que es igual en la cama, cuando se quieran dar cuenta está encima de ellos arreándolos, sólo se debe poner cachonda estando encima, una matahombres, pero parece legal. Pero hay algo que me da mal rollo en la movida esta... no, ya se, la vajilla, ya salió, por lo de la vajilla no paso, yo ya me había dado cuenta, pero Ash me lo contó que si te regalan vajillas por meter dinero en un sitio, chungo cubata, hay gato encerrado, es para palomos, si el negocio es dabuten, se vende solo, sin vajillas y sin sorteos de coches, que no se me olvide enterarme una noche de estas de en qué ha metido pasta últimamente Lord Jim, que a ese si que le va bonito y en eso la voy a meter. Voy a sacar la plata de este puto banco, jodete a tus empleados, princesa, pero a mi no me jodas que ya voy servida, ¿capichi? Pues hasta ahí podíamos llegar, habrase visto.
Sí, perdí toda mi pasta y toda la de Pan, nunca me lo perdonaré, no fui capaz de ir a verlo para contarselo a la cara, pobre Pan, ¿qué habrá sido de él? Ash decía que los dolis se gastan pronto y que acaban como hamburguesas en los Macdonalds, no sé, cosas de Ash, pero la verdad es que no conozco ninguno viejo, pero bueno, la verdad es que tampoco hace tanto tiempo que hay dolis, genéticos creo que los llaman, dice Brigitte que ella se acuerda de cuando llegó el primero de Hong Kong, el revuelo que se armó en Gomorra, dice que era nada más una polla muy grande con unas pequeñas piernecillas, Lord Jim la daba de comer atándola y poniéndole un gota a gota en vena con una especie de suero que parecía leche. Estuvo seis meses siendo la gran atracción del lugar, qué ambientazo entonces, nunca se había visto tanta gachí en Gomorra, Lord Jim hizo dinero sólo con dejar a los clientes habituales un auricular conectado a un micrófono en la habitación donde las gachís se encerraban con el Hombre Perfecto, así lo llamaban, para desternillarse de risa, ya se le veían buenas maneras entonces al Lord Jim, aunque se arriesgaba, si se enteraba el míster yo creo que lo capaba.
Yo llegué a Gomorra de la escuela una semana después de que se llevaran al Hombre Perfecto otra vez a Hong Kong, eso decía el míster, que la historia oficial era que se lo habían llevado otra vez a Hong Kong y que el que no achantara la muy sí que se iba a tener que ir a Hong Kong porque desde luego no volvía a trabajar en Europa en los días de su vida. Nos pagó una semana extra de trabajo a todos con una nota de que si a alguien se le ocurría la genial idea de intentar sacarle más pasta por el temita de la chorra andante, que se lo pensara dos veces, porque él desde luego se iba a cabrear mucho. Cuando le dije que por qué me pagaba a mí, que yo no había visto nada, me dijo que si me pensaba que él era subnormal profundo, que a ver si no sabía él que no había secretos con tanto chocho en casa y que además no quería que me diese envidia de todos los demás, que como no le conocía a ver si se me iba a ocurrir hacer cualquier boludez e iba a tener que poner su inversión en mí en la cuenta de pérdidas. En la cuenta de pérdidas, eso me dijo el muy mamonazo, menudo elemento el míster, un pájaro pero que de mucho cuidado.
Y claro que lo sabía todo, me lo contaron Brigitte y Lord Jim una noche que nos quedamos fumándonos unos petas después de chapar el garito. Se descojonaban de que me quedaba con la boca abierta, menuda pipiola era yo. Igual exageraban para hacerse los chulitos, pero no, algo muy gordo tuvo que pasar para que se montara aquel cristo. Por lo visto cuando empezaron a oir los gritos, no hicieron mucho caso, porque la gachí aquella era muy espectacular con los gritos, parecía una puta barata, pero muy barata, siempre estaba chillando cuando venía que se oía en media Gomorra, se tenía que enterar todo el mundo de que estaba follando y de que además se lo estaba pasando como Dios, luego salía y parecía que no había roto un plato en su vida, pero era una exhibicionista, Lord Jim y Brigitte le llamaban la vasca, que siempre chillaba kemekorro, kemekorro, que debía tener un novio aizkolari, también estos mira que tienen gracia a veces. Total que eran ya las cuatro de la mañana y la vasca chillando y nadie ni caso, además como ya era conocida de la casa, pues el míster solía apañarselas para que acabara en una parte retirada, donde no jodiera demasiado a la peña con sus ays, pero en esto que los chillidos se hacen más fuertes, que se hacen menos rítmicos y Lord Jim que primero piensa hay que ver la polla esta que nos va a sacar de pobres a todos, pero ya los chillidos se hacen demasiado fuertes y a Lord Jim que le da que ha oido la palabra socorro y le dice a Brigitte, oye, como socorro no sea otro nombre vasco, creo que tenemos sarao, chungo filete, voy para arriba y tú avisa al míster y apañatelas para despejar el patio. Por lo visto cuando Lord Jim llegó, ya no se oía un ruido, ni contestaba nadie al llamar a la puerta, malo, malo, la vasca callada, malo, malo. Y efestiviguonder, muy malo, chungo pero de verdad. Lord Jim ya había visto alguna jai descuajaringada, por dentro y por fuera, siempre se te cuela algún loco, por más que tengas ojo clínico, son gajes del oficio, pero lo peor, decía Lord Jim, es que el Hombre Perfecto seguía allí como si tal cosa, flexionando y estirando las rodillitas de niño, entrando y saliendo del cráneo de la vasca, por el hueco chorreante del ojo izquierdo, rítmicamente, mete y saca, dale que te pego, folla que te folla, como si ese fuera su único propósito en la vida, como si no fuera muy distinto de lo que venía haciendo todas las noches del mundo, como si la vida siguiera para siempre igual, noche tras noche tras noche, ahí fue cuando se dio cuenta de que los dolis eran el anticristo, decía Lord Jim, que donde esté una puta o un puto de verdad que se quiten estos monstruos del infierno, que ni sienten ni padecen, que son como animales, nunca le he visto yo tan afectado a Lord Jim como hablando de aquello...
Hala, a la calle, empieza el chou, estoy hasta los güevos de este puto barrio. El edificio, bueno, aunque también hay algún capullo que me mira por encima del hombro y ya le dije el otro día en el ascensor bueno qué pasa, eh? Tengo monos en la cara? Disculpe, decía el mariquita, como me joden estos pijitos, hasta cuando te piden perdón parece que están marcando distancias, ojo chorva, no ves que tengo más guita y más cuna que tú, no quieras tocarme. Pero todos tienen lo mismo entre las piernas y a todos les gustan las mismas gilipolleces, tragatelo todo, ¿la tengo grande?, te la voy a meter hasta el corazón, puta, cómo te gusta, dime que te gusta, dime que no puedes vivir sin mi rabo, dime que soy el cabrón que mejor te folla de este lado del misisipí, dime que el mundo no tiene sentido sin esta máquina de follar. Hombres, todos igual de capullos.
Pero la calle es peor, entre los que te desnudan con la mirada y los que simplemente se te quedan mirando y los que te insultan, o te dicen fuera de este barrio. Por eso salgo casi siempre en taxi. Por lo menos a esta hora los niños están en el cole. Porque son los peores. Esos por menos de cinco te escupen o te tiran alguna basura. Desde pequeños, tan putos, pero no tienen la culpa ellos, son los soplapollas de sus padres y las estrechas de sus madres y los salidos de sus hermanos mayores que les calientan la cabeza. Ya aprenderán, aunque un barrio sin niños no estaría mal, no señor, en fin. Ay, qué mal cuerpo se me pone al hablar de niños...
Bueno, pues ya en Santa María del Mar, siempre me acuerdo de la primera vez que vine, que me convenció el curita. Cómo lloraba el curita después de hacerlo, decía soy un pecador, soy un desgraciado, soy una bestia. Ay, qué gracia, yo al principio me descojonaba, pero cuando se empezaba a golpear con el látiguillo ese al grito de perdóname padre ya no me reía. Me impresionaba. Me hacía pequeñita y me quedaba en un rincón hasta que terminaba, total, también contaba el tiempo ese y no se le fuera a escapar o pagara sus neuras conmigo. Bueno pues el caso es que el primer día que vengo me lo cruzo en las escalera de la entrada y le digo, buenos días Johnny, y él que se pone rojo como un tomate y mira a izquierda y derecha y dice qué haces aquí, y yo digo he venido para ser cristiana, padre, me has convencido y entonces pasa un señor mayor y le dice hasta luego, Padre Modesto, ay qué ataque de risa me dio, si me tuvo que pasar casi arrastras a la sacristía porque se quedaba mirando todo el mundo, así que Johnny, Padre Modesto, ay que me meo.
Ave María purísima. Bla bla bla del padre y el hijo y el espíritu, o se es uno o se son tres, si eso lo entiende hasta un niño de teta. Es que es empeñarse en hacerlo difícil, lo que no se es si un tío tan listo como Johnny se lo cree o habla por hablar. Yo ya no le llevo la contraria, al principio sí, pero no vaya a ser que no me deje venir. La que sí es guai es Santa María Magdalena, jo qué historia más bonita, enamorarse del único hombre que no podía hacerle caso porque era dios, teniendo a todos los demás en el bote. Me gustaba la peli del Superestar, cuando la china canta no sé como amarle, es un hombre, sólo un hombre más y he tenido tantos hombres antes... Como lloré cuando vi la peli. Ash me contó que la historia no era así, que la Magdalena se cepillaba a todo el grupo, menos a Judas que tenía sífilis y que por eso Judas estaba hasta los huevos porque además todos le tomaban el pelo y un día ya se cabreó del todo y les denunció a los romanos y que nada de treinta monedas de plata, que lo que le pagaron fue la Magdalena envuelta en un lacito y que le hizo todo tipo de barbaridades, que la Magdalena fue mártir, pero con Ash nunca se sabía si hablaba en serio o en broma, yo creo que esto lo decía en broma.
Dios te salve, María Magdalena, bendita tú eres y bendito tu vientre, ruega por nosotros. Dame salud, mucha salud, que si no, no me jubilo y acabo de esquinera, dame mucho dinero para dejar de pecar cuanto antes, tú tenés la palabra, y por favor que me dejen adoptar a un chinito, tú sabes que lo trataría bien, que lo educaría y que lo querría mucho, que me den el chinito, por favor te lo pido, Santa María. Te dejo el talego en el cepillo y le he puesto un ocho en cada esquina con rotulador, para que veas luego que es el mío, yo soy legal, dije un talego cada día por el chinito y estoy cumpliendo, cumple tú, santo putón. Amén.
Pues me pilla de camino, paso por el banco, que la directora quiere explicarme el Super Fondo 2100 Estrella, ya verás, Marie, esta inversión no puede fallar a largo plazo, lo garantiza el potencial de crecimiento económico de los paises emergentes, bla, bla, bla, parole, parole, al final siempre vuelve la burra al trigo, me fío o no me fío, pero me tengo que fiar de alguien, cuando invertí por lo que había oído en la red, entre pitos y flautas cuando me quise dar cuenta, había perdido hasta la camisa, si no a estas alturas ya podía estar en California, me gusta esta tía, me gusta la autoridad con que trata a los tíos, seguro que es igual en la cama, cuando se quieran dar cuenta está encima de ellos arreándolos, sólo se debe poner cachonda estando encima, una matahombres, pero parece legal. Pero hay algo que me da mal rollo en la movida esta... no, ya se, la vajilla, ya salió, por lo de la vajilla no paso, yo ya me había dado cuenta, pero Ash me lo contó que si te regalan vajillas por meter dinero en un sitio, chungo cubata, hay gato encerrado, es para palomos, si el negocio es dabuten, se vende solo, sin vajillas y sin sorteos de coches, que no se me olvide enterarme una noche de estas de en qué ha metido pasta últimamente Lord Jim, que a ese si que le va bonito y en eso la voy a meter. Voy a sacar la plata de este puto banco, jodete a tus empleados, princesa, pero a mi no me jodas que ya voy servida, ¿capichi? Pues hasta ahí podíamos llegar, habrase visto.
Sí, perdí toda mi pasta y toda la de Pan, nunca me lo perdonaré, no fui capaz de ir a verlo para contarselo a la cara, pobre Pan, ¿qué habrá sido de él? Ash decía que los dolis se gastan pronto y que acaban como hamburguesas en los Macdonalds, no sé, cosas de Ash, pero la verdad es que no conozco ninguno viejo, pero bueno, la verdad es que tampoco hace tanto tiempo que hay dolis, genéticos creo que los llaman, dice Brigitte que ella se acuerda de cuando llegó el primero de Hong Kong, el revuelo que se armó en Gomorra, dice que era nada más una polla muy grande con unas pequeñas piernecillas, Lord Jim la daba de comer atándola y poniéndole un gota a gota en vena con una especie de suero que parecía leche. Estuvo seis meses siendo la gran atracción del lugar, qué ambientazo entonces, nunca se había visto tanta gachí en Gomorra, Lord Jim hizo dinero sólo con dejar a los clientes habituales un auricular conectado a un micrófono en la habitación donde las gachís se encerraban con el Hombre Perfecto, así lo llamaban, para desternillarse de risa, ya se le veían buenas maneras entonces al Lord Jim, aunque se arriesgaba, si se enteraba el míster yo creo que lo capaba.
Yo llegué a Gomorra de la escuela una semana después de que se llevaran al Hombre Perfecto otra vez a Hong Kong, eso decía el míster, que la historia oficial era que se lo habían llevado otra vez a Hong Kong y que el que no achantara la muy sí que se iba a tener que ir a Hong Kong porque desde luego no volvía a trabajar en Europa en los días de su vida. Nos pagó una semana extra de trabajo a todos con una nota de que si a alguien se le ocurría la genial idea de intentar sacarle más pasta por el temita de la chorra andante, que se lo pensara dos veces, porque él desde luego se iba a cabrear mucho. Cuando le dije que por qué me pagaba a mí, que yo no había visto nada, me dijo que si me pensaba que él era subnormal profundo, que a ver si no sabía él que no había secretos con tanto chocho en casa y que además no quería que me diese envidia de todos los demás, que como no le conocía a ver si se me iba a ocurrir hacer cualquier boludez e iba a tener que poner su inversión en mí en la cuenta de pérdidas. En la cuenta de pérdidas, eso me dijo el muy mamonazo, menudo elemento el míster, un pájaro pero que de mucho cuidado.
Y claro que lo sabía todo, me lo contaron Brigitte y Lord Jim una noche que nos quedamos fumándonos unos petas después de chapar el garito. Se descojonaban de que me quedaba con la boca abierta, menuda pipiola era yo. Igual exageraban para hacerse los chulitos, pero no, algo muy gordo tuvo que pasar para que se montara aquel cristo. Por lo visto cuando empezaron a oir los gritos, no hicieron mucho caso, porque la gachí aquella era muy espectacular con los gritos, parecía una puta barata, pero muy barata, siempre estaba chillando cuando venía que se oía en media Gomorra, se tenía que enterar todo el mundo de que estaba follando y de que además se lo estaba pasando como Dios, luego salía y parecía que no había roto un plato en su vida, pero era una exhibicionista, Lord Jim y Brigitte le llamaban la vasca, que siempre chillaba kemekorro, kemekorro, que debía tener un novio aizkolari, también estos mira que tienen gracia a veces. Total que eran ya las cuatro de la mañana y la vasca chillando y nadie ni caso, además como ya era conocida de la casa, pues el míster solía apañarselas para que acabara en una parte retirada, donde no jodiera demasiado a la peña con sus ays, pero en esto que los chillidos se hacen más fuertes, que se hacen menos rítmicos y Lord Jim que primero piensa hay que ver la polla esta que nos va a sacar de pobres a todos, pero ya los chillidos se hacen demasiado fuertes y a Lord Jim que le da que ha oido la palabra socorro y le dice a Brigitte, oye, como socorro no sea otro nombre vasco, creo que tenemos sarao, chungo filete, voy para arriba y tú avisa al míster y apañatelas para despejar el patio. Por lo visto cuando Lord Jim llegó, ya no se oía un ruido, ni contestaba nadie al llamar a la puerta, malo, malo, la vasca callada, malo, malo. Y efestiviguonder, muy malo, chungo pero de verdad. Lord Jim ya había visto alguna jai descuajaringada, por dentro y por fuera, siempre se te cuela algún loco, por más que tengas ojo clínico, son gajes del oficio, pero lo peor, decía Lord Jim, es que el Hombre Perfecto seguía allí como si tal cosa, flexionando y estirando las rodillitas de niño, entrando y saliendo del cráneo de la vasca, por el hueco chorreante del ojo izquierdo, rítmicamente, mete y saca, dale que te pego, folla que te folla, como si ese fuera su único propósito en la vida, como si no fuera muy distinto de lo que venía haciendo todas las noches del mundo, como si la vida siguiera para siempre igual, noche tras noche tras noche, ahí fue cuando se dio cuenta de que los dolis eran el anticristo, decía Lord Jim, que donde esté una puta o un puto de verdad que se quiten estos monstruos del infierno, que ni sienten ni padecen, que son como animales, nunca le he visto yo tan afectado a Lord Jim como hablando de aquello...
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