lunes, 6 de diciembre de 2010

Es un mundo extraño. Mantengamoslo asín.


Hay un bar en una región remota de Kazakhstan que se llama El Ultimo Trago. Está en las inmediaciones de una base ex-soviética en la que se realizan pruebas nucleares subterráneas. Los soviéticos, con esa mezcla de materialismo histórico y espiritualismo neo-ortodoxo que les caracteriza financiaron una división investigadora que


...estableció que el alma humana es un campo electromagnético. Las soluciones de las ecuaciones proporcionan autovalores que se pueden interpretar como dos polos atractores en contraposición. Como si el Cielo y el Infierno fueran dos máquinas de guerra en lucha eterna la una contra la otra, y como si las almas fueran su carbón, su combustible.

En este bar es donde se estafa a La Otra Vida. Los campos electromagnéticos son destruidos terminalmente por las explosiones nucleares. Los que quieren escapar de la rueda del Karma, los que no están dispuestos a pasar la eternidad en el infierno pero que tampoco aceptan rendir homenaje al Altísimo, acaban enterándose de la existencia del bar por algún susurro en Internet. Toman su última copa aquí y se hacen una foto. La tradición es clavarla en el corcho de la pared.

Después se atan a una prueba nuclear subterránea.
 ¡Por los muertos triunfantes!...

Algo así decía Ellis en Planetary. I am not going to check the accuracy of the quotation. No way.

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