domingo, 1 de febrero de 2009

Batman y Joker en el país de los Canguros



Tuve un jefe que me decía que un hombre se mide por la talla de sus enemigos. Creo que era una cita de alguién, pero no sé.

La de veces que habría dominado el planeta Lex Luthor si no hubiera tenido enfrente a Clark Kent. La de veces que Daredevil salvó New York de las garras de Kingpin.
Cuántas veces pensamos en todo lo que podría haber hecho uno si no hubiera existido su Némesis, su rivalísimo, su archienemigo.

Pero no, la épica no está en la victoria, sino en el duelo, en la agonía, en el agotamiento, en el levantarse y apretar los dientes para seguir recibiendo golpe tras golpe tras golpe, más allá de la resistencia, más allá de la esperanza, más allá de la razón. Para ganar sin esperanza o para perder improbable, imposiblemente. Y siempre al filo.

Incluso diría que no soy ni mas ni menos que mi enemigo. Frank tiene un tebeo que es uno de los mejores de la historia (incluso Jhonillo, que es antimiller como el que más, lo reconoce en privado) y en el que se sostiene, se duda o se intuye que es la pelea con Batman la única motivación de la psicopatía del Joker, que este no existiría si no lo hiciera Batman, que viene de Batman la locura del payaso o del Joker la del murciélago. ¿o es que os podéis imaginar al uno sin el otro?

¿O a Lex sin Clark, a Scott sin Amundsen, a Carlos I sin Francisco I?




¿O a Rafa sin Roger?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y luego están casos como el del Atlético de Madrid, cuyo peor enemigo es él mismo.