En todas las disciplinas hay figuras que parecen más allá de la crítica, figuras que han combinado reconocimiento multitudinario y de especialistas: Antonio López, Camarón de la Isla, Annie Leibowitz, los hermanos Coen, Alan Moore.
También Neil Gaiman. No se puede decir mucho de él que no esté en decenas de libros y cientos de páginas web. Este inglés que empezó escribiendo reportajes sobre Duran Duran y que es conocido por continuar la revolución -no tan- silenciosa que comenzó Alan Moore y que europeizó y dignificó el comic americano de superhéroes.
Neil es una especie de Rey Midas vestido de negro que parece convertir en oro todo lo que toca.
Tomó un personaje (o una franquicia, como se dice ahora) de cuarta fila de la editorial DC, empantanado a medio camino entre el terror y los superhéroes y lo fue llevando, a través de setenta y tantos números, a ser un tapiz de muchas historias, entretejidas alrededor de personajes tan memorables como
su Gilbert K. Chesterton,
su Nuala,
su Corintio
o su Thessaly.
Un tapiz con unos nudos mejor apretados que otros, sí, pero en general digno y coherente.
su Gilbert K. Chesterton,
su Nuala,
su Corintio
o su Thessaly.
Un tapiz con unos nudos mejor apretados que otros, sí, pero en general digno y coherente.
Y además de digno y coherente, superventas más allá de cualquier expectativa razonable.
Y además atractor de públicos que nunca se han interesado por los comics.
Y premiado hasta lo obsceno: Con todos ustedes, el hombre que te echa arena en los ojos, Sandman, el Señor del Sueño.
Inevitable comentar por ejemplo que el episodio de Sandman "El Sueño de una Noche de Verano" ganó en 1991 nada menos que el World Fantasy Award, y que es el único tebeo que lo ha hecho.
Inevitable comentar también que su tercera novela, Dioses Americanos, fue premio Hugo, premio Locus, premio Nébula, premio Bram Stoker y top-10 de la lista de más vendidos del New York Times...
Podría seguir citando hazañas improbables de neil durante unos quince posts: Lo dicho, el Rey Midas, el Tocado por los Dioses, el Invulnerable A Todo Menos A La Envidia De Los Mediocres y sin embargo...
Neil sufre la maldición del que ya lo ha hecho todo a los cuarenta. el síndrome del agotamiento, el manierismo y la recreación repetitiva de las pautas que fueron geniales en su momento pero que devienen en clichés por su repetición. Pasa a menudo en las artes y las ciencias (pensad en Einstein, Mozart,...) pero la literatura suele haberse librado relativamente del síndrome y muchos grandes autores han producido sus mejores obras en la madurez (Nabokov, Cervantes, Sahkespeare, etc.)
Afrontemoslo, Neil no ha hecho nada genial desde hace quince años, es decir desde que tenía unos treinta y tres. Make no mistake, esto no es una crítica, muchos de nosotros no hacemos nada genial en nuestra puta vida, así que hay que darle a Neil lo suyo. Pero ya se repite más que el ajo.
Además, me da la prematura impresión, que el tiempo corroborará o desmentirá, de que la obra de Neil es de las que envejecen mal. En su momento supuso un soplo de aire fresco, muy ligado con la creación y el éxito del sello editorial Vértigo (Comics DC para adultos). Referencias literarias, guiones sofisticados, mitologías frescas, juegos estructurales posmodernistas, sano eclecticismo, personajes siniestros, personajes crípticos, personajes femeninos, romanticismo relativamente adulto y dos cosas que ahora podemos dar por supuestas pero que entonces eran más raras: Serie cerrada con principio y fin y los mismos guionista y portadista a los mandos durante los setenta y tantos números.
Pero ahora... lo miro y lo veo un poco rancio. Desgastado el brillo de la novedad veo en las costuras vicios que entonces se me pasaban desapercibidos: Exceso de simbolismo, grandilocuencia, afectación, esquematismo en los personajes principales, abuso de la imaginería y la ambientación góticas.
Tal vez ahora tenemos el listón más alto, tal vez hemos crecido y Neil no. O quizás es al revés, quizás es Neil el que sigue en el país de Nunca Jamás y nosotros ya no entendemos nada y hemos olvidado cómo volar...
¿Qui lo sa?
Pero me siento con Neil como cuando después de mucho tiempo te encuentras con un antiguo amigo o con una antigua novia y te preguntas cómo pudistéis tener tanto en común y donde se fue todo aquello.
Proximamente, en Misurros y Berreas repasaremos sumarísimamente la última colección de relatos de Neil publicada en español y que abarca textos de los noventa y muchos y de los primeros años de este siglo. Próximamente porque hoy estoy ya muy cansado...