sábado, 22 de junio de 2013

The Unwritten: Meditaciones sobre la ficción (III de XIX)

Every Story is about
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  • Quiero un tesoro. Si soy rico tendré sexo: El vellocino de oro
  • La vuelta al amor perdido: La Odisea
  • Hasta una guerra si hace falta: La Ilíada
  • Ah, sí? Pues te vas a cagar: La Orestiada
  • El efecto de la oxitocina es efímero: El sueño de una noche de verano
  • El amor redentor: La bella y la bestia
  • El amor prohibido: Romeo y Julieta (o Lolita)
  • El sexo ilegítimo: Madame Bovary
  • Priapismo y seducción: Don Juan (o Drácula)
  • El sexo y el poder: La cenicienta (o Macbeth, o Hamlet o...)
  • Hasta el alma, si hace falta: Fausto
  • Si fuera guapo, si no fuera tímido, si no estuviera prisionero, si...: Jekyll y Hyde
  • Construyamos la paracoita: Frankenstein (o Pigmalión)
  • Hasta el infierno, si se tercia: Orfeo

...todas las demás son variaciones sobre el mismo tema...


domingo, 16 de junio de 2013

The Unwritten. Meditaciones sobre la Ficción (II de XIX)

Moby Dick

Moby Dick es central en la iconografía de The Unwritten, principalmente por la identificación del Leviatán con la ballena. Tengase en cuenta que el leviatán de Carey/Gross no es el ortodoxo de Hobbes, ni siquiera (sólo) un monstruo de proporciones demasiado inmensas para ser aprehendido por la mente humana. Leviatán aquí es una (meta)criatura no sabemos si benevolente o indiferente, que se alimenta de historias y que representa el poder de la memoria colectiva. Aquí una tésis central de Unwritten: Que las historias son poderosas, que conforman la verdadera realidad y que son tanto más efectivas cuanta más gente las conoce o cree en ellas.

Sin embargo, Moby Dick tiene en The Unwritten entidad propia y no sólo metafórica. Se trata de una de las historias singulares que pueblan la geografía esotérica del mundo, uno de los arquetipos que atraen a Tommy Taylor como agujeros negros y etapas del camino iniciático por el que Taylor va entendiendo como funciona el mundo -o el mundo que su padre fabricó para él... Que el capitán Ahab tenga el rostro de Wilson Taylor sólo sorprende hasta que lo piensas un poco...

Llamadme Ismael. 

Hace unos años -no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación. Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un nuevo noviembre húmedo y lluvioso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondria me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustituto de la pistola y la bala. Catón se arroja sobre su espada, haciendo aspavientos filosóficos; yo me embarco pacíficamente. No hay en ello nada sorprendente. Si bien lo miran, no hay nadie que no experimente, en alguna ocasión u otra, y en más o menos grado, sentimientos análogos a los míos respecto del océano.
Herman Melville, Moby-Dick, 1851

Mocha Dick

Cuando Herman Melville escribió Moby Dick, "Dick" no tenía un uso vulgar sino que era un diminutivo de Richard. Cuando la palabra "Dick" se utilizó para designar el miembro masculino no fue sino en los años sesenta. Así que lo siento pero no es que la cabeza de la ballena tenga forma de polla.

Hubo, parece ser un cachalote albino real que se enfrentó varias veces con distintos balleneros cerca de la isla de Mocha, en Chile. La ballena llevaba varios arpones clavados en la espalda. Probablemente Moby Dick es una deformación de Mocha Dick.

Huston y Peck

He oído decir a la gente que había leído Moby Dick cuando eran niños. Esto les define instantáneamente como mentirosos. Nadie que no tenga por lo menos quince años –y sea maduro para su edad– podría enfrentarse a esas páginas.
John Huston

John Huston estaba convencido que Moby Dick, en la mente del capitán del Pequod, no era otra cosa que un disfraz maligno de un Dios cruel y caprichoso. su interpretación cinematográfica (1956) de la novela, llevada al guión que escribió a pachas con Ray Bradbury es pues una historia sobre la venganza y la blasfemia.
  
Gregory Peck borda en la película de Huston una de sus interpretaciones más famosas. Aunque hay quien piensa que sobreactúa, mi opinión personal es que Ahab sólo admite un registro excesivo, shakespeareano. El otro candidato para la interpretación del capitán era Orson Welles, que finalmente hizo un papelito como predicador profético en Nantucket.

Starbucks

Pues sí, el nombre de la famosa cadena de cafés malos y caros proviene de Starbuck, el primer oficial del Pequod, un cuáquero de Nantucket, pensativo e intelectual. Starbuck tiene un rol muy de coro shakespeareano en la novela puesto que es el único de la tripulación al que le parece que buscar venganza de un animal es una gilipollez e intenta constantemente que Ahab desista de su empresa.


Queequeg

Negro, caníbal, arponero, de rostro tatuado y bárbaras costumbres. Fuma como un carretero, lleva siempre consigo un idolillo llamado Yojo y usa su arpón como cubierto y como cuchilla de afeitar.
Dice Ismael:
“Fumamos una pipa juntos, y una vez acabada, me manifestó que estábamos casados, lo cual en su país supongo que significaría que éramos amigos, porque otra interpretación no pensaba yo darle.”

Herman Melville, Moby-Dick, 1851

Piezas de a ocho

 Todos los vigías me habéis oído dar una orden acerca de una ballena blanca. Pues bien, ¡atención ahora! ¿Veis esta onza española de oro?
   E hizo relucir la moneda al sol.
   —Vale dieciséis dólares, muchachos. ¿La veis? Señor Stubbs, deme un martillo.
   El primer oficial fue a recogerlo, mientras el capitán, silencioso, frotaba la moneda como si quisiera sacarle más brillo. Stubbs le entregó el martillo y el capitán se acercó al palo mayor, lo alzó y exclamó con voz chillona:
   —Aquel de entre vosotros que descubra esa ballena que tiene tres agujeros en el cuerpo, aquel que la descubra, se llevará esta onza de oro, hijos míos.
   —¡Hurra! -gritaron los marineros, arrojando al aire sus sombreros mientras el capitán clavaba la moneda en el palo mayor.
   —He dicho una ballena blanca continuó el capitán tirando el martillo. Cien ojos, hijos míos. Tan pronto, como veáis una burbuja, ¡avisad! Porque os aseguro que ella nos está observando a nosotros en estos momentos.

Herman Melville, Moby-Dick, 1851

Por allí resopla

 Al verle cerniéndose por encima, medio suspendido en el aire, escudriñando el horizonte de modo tan loco y ansioso, se le habría creído un profeta o vidente observando las sombras del Hado, y anunciando su llegada con esos locos gritos. —¡Allí sopla ¡Allí, allí, allí!, ¡sopla, sopla! —¿Por dónde? —¡De través a sotavento, a unas dos millas! ¡Una manada de ellas! Al momento, todo fue conmoción. El cachalote sopla como el tictac de un reloj, con la misma uniformidad infalible y segura. Y por eso distinguen los balleneros este pez entre las diferentes tribus de su género.

 Herman Melville, Moby-Dick, 1851

La Espada Mística

-Herrero, una tarea para ti. Toma estos arpones y estas lanzas. Fundelos y hazme nuevos arpones que se claven profundo y que no se rompan. Pero no los temples con agua; deben tener un bautismo apropiado. ¿Qué me decís, hombres? Me daréis toda la sangre que se necesite para templar el acero? 
Herman Melville, Moby-Dick, 1851

domingo, 2 de junio de 2013

The Unwritten. Meditaciones sobre la Ficción (I de XIX)

 
En inglés los adjetivos no tienen género ni número.
Así, en Dublineses de James Joyce, el último relato -en el que está basada la brillante película homónima de John Huston- titulado The Dead resulta intencionadamente ambiguo. El lector identifica el título como El Muerto, referenciando a la historia que relata (metaficción) la mujer del protagonista, historia de frustración por un pretendiente de juventud. Sin embargo en la última oración del libro:

"... the snow falling upon all the living and the dead" [...la nieve cayendo sobre todos los vivos y los muertos]

nos preguntamos a qué se refiere realmente el título del relato. Lo mismo pasa con el título del comic de Mike Carey y Peter Gross. En el título de esta historia (The Unwritten) sobre el poder de las historias, no sabemos si es Lo No Escrito, El No escrito, La No Escrita, Los No Escritos o Las No escritas, o incluso Los Desescritos, suponiendo que esa palabra exista.

Y como la historia no ha terminado todavía, aunque empezó a publicarse en 2009, tendremos que seguir viviendo con la ambigüedad. Supongo que lo resistiremos.

sábado, 23 de marzo de 2013

El celo en el primate macho

Muchos ríos de tinta se han vertido sobre el comportamiento sexual, aparentemente errático y compulsivo, del varón adulto. Sólo parece haber unanimidad en que la voluntad va siempre por delante de la capacidad, muy por delante.

Nuestra modesta contribución a tan manida polémica intenta mostrar una regla sencilla, no rebatida por observación empírica alguna, que permita a los sufridos objetos de la atención de semejantes priápicos tormentos -generalmente hembras en edad de merecer, pero no siempre- predecir el resultado de las aproximaciones lascivas. De esta manera podran usar este balsámico conocimiento para beneficio propio y si acaso manipular (no literalmente) al verraco para conducirle a comportamientos más racionales o al menos más inofensivos.

Ley de la Vasodilatación Placentera (Estimulada) o Constante de Pommodoro.

Llamese T al comportamiento sexual de un primate macho cualquiera. En T se cumple que el producto de la Persistencia (P) por la consistencia (C) por la Frecuencia (F) es constante. De otra manera:

P x C x F = Kp

donde Kp es la denominada Constante de Pommodoro.

Con P, C y F variables independientes, o sea que por ejemplo  para una determinda fecuencia, cuanta más consistencia menos persistencia y viceversa. También podemos fijar la consistencia y entonces veremos que persistencia y frecuencia son inversamente proporcionales. Et cétera.

El Postulado de Boabdil sugiere que el valor de Kp no es constante en el universo observable sino que para cada primate macho el espacio se divide en dos regiones: una cerca de su morada y compañeros habituales (indoor, Kpi) y otra en el resto del universo (outdoors, Kpo). Boabdil sugiere que el valor de Kpo es un orden de magnitud mayor que el de Kpi. Tenemos que aclarar sin embargo que todavía no hay evidencia con suficiente significatividad estadística como para confirmar dicho postulado de Boabdil...


lunes, 27 de agosto de 2012

Apología de Prometheus: Vamos a ver, ¿Qué esperabáis?


Primero de todo, que quede claro: Ridley Scott es Dios (Los Duelistas, Alien, Blade Runner) y, como el Dios de Nietsche, ya murió y erra por las estepas cual zombi descerebrado (Legend, 1492: La Conquista del Paraíso), con apenas infrecuentes y traslúcidos destellos (Thelma y Louise) del pasado esplendor. Pero es Dios, y cualquiera que se quiera meter con él, y muy especialmente con todo lo que rodea el universo de su primera época como director, se las tendrá que ver conmigo, ¡voto a bríos!

Dicho lo cual, que sepáis que estoy muy entristecido por la pobrísima recepción crítica que ha tenido Prometheus. Cierto que no es una obra maestra, pero me parece una película más que correcta, sobre todo por comparación con el tono general de lo que nos llega de ultramar (por no hablar de la casi inexistente y acomplejada producción de aquende los mares). Desde luego es lo mejor que ha hecho Scott en la última década sin discusión (yo diría que desde 1982 pero hay mucha gente que opina que Gladiator es una buena película: la democracia y tal), y en el tono general de las películas de ciencia-ficción está en el cuartil superior.


Sin embargo, y tal vez porque teníamos derecho a esperar mucho del septuagenario Scott, la canalla y los pérfidos intelectuales se han ensañado con la peli.

Los aspectos más negativos que resaltan las críticas son:

  • un conjunto de errores e inconsistencias graves en el guión.
  • Un afán de transcendencia grandilocuente.
  • Una traición al espíritu de la saga y una dilapidación de la herencia de la misma.

A continuación, mi (no siempre) modesta opinión sobre cada uno de estos aspectos:

El guión

Es aquí donde la crítica feroz está más que justificada. Lindehof (¿os suena Lost?) ya ha dado pruebas en su trayectoria de ser tramposo y chapucero y Prometheus no constituye una excepción. Indigna que Scott haya consentido tamañas chapuzas en lo que debería ser una criatura muy querida para él.

Aún así, hay que distinguir entre la trama y la peripecia, como nos enseñarían en cualquier curso de narrativa elemental; la trama es correcta y huye de la facilona repetición mecánica del esquema de las películas anteriores de la saga (Scott, Cameron/Avatar, Fincher/El Club de la Lucha, Jeunet/Amelie, Anderson/Resident Evil) mientras que la peripecia es mucho más alambicada de lo necesario y tiene más agujeros que un queso Emmental. 

Podéis encontrar una disección feroz de las chapuzas guionísticas de Lindehof en Jot Down.
Sin embargo, hay más chapuzas.

#begin spoilers
  • La más indignante es que el xenomorfo sale del ingeniero en el puto suelo, en vez de mientras este está sentado a los mandos de la nave alienígena. Esto es fundamental porque desafina una cuidadosa construcción detallista que desentraña el misterio que la Nostromo encontró en Alien. Es inexplicable que Scott haya permitido esto.
  • Tampoco está mal, aunque sea irrelevante que a la francesa se le acabe el oxígeno, entre un segundo en la nave y vuelva a salir con el depósito lleno.
  • Y encima la tecnología (computadores, androides, ec.) es más avanzada que en Alien, lo cual supone un extraño anacronismo.
Reconocido todo lo anterior, que no es poco, ya la gente se envalentona

  • ¿Cómo es posible que el calamar triplique su tamaño en horas? Pues esto es consistente con el rapidísimo ciclo metabólico del xenomorfo. En las pelis anteriores hay numerosos ejemplos de esta rapidez.
  • ¿Por qué el engrudo negro deconstruye el ADN cuando es ingerido por el ingeniero mientras que porta el parásito en el resto de la película? Porque no son la misma sustancia. Pretender que café y cocacola son lo mismo porque tienen una coloración similar es una chorrada.
  • ¿Cómo sabía el androide como utilizar el engrudo? Probablemente con la simple inspección microscópica detecta el virus xenomorfo. Darselo a ingerir a un huesped garantiza su desarrollo. El que el huesped además insemine a otro humano mientras está infectado es una especie de bonus con el que no había porqué contar.
  • ¿Cómo sabía el androide que los franceses iban a copular? Irrelevante. No lo sabía.


La trascendencia

La supuesta trascendencia, querido Sancho, está tal vez en los ojos que miran y en las convicciones de los personajes. Donde críticos ven constantes simbolismos cristianos yo lo único que veo es una premisa clásica en la ciencia-ficción contemporánea: la ingeniería genética a gran escala, realizada por una raza alienígena. 
¿Por qué crean a los humanos los ingenieros? Porque pueden. 
¿Para qué? Quién sabe si por divertimento o más probablemente como campo de pruebas para armas biológicas (más sobre esto, después). 

Ni estas preguntas ni estas respuestas son importantes y la peli no hace ningún intento de discurrir por estos caminos. Ni en el fondo ni en la forma intenta Prometheus ser una película soobre el origen de la humanidad, de la vida o del universo; eso no tiene sentido reclamarle que no responda a tan estériles preguntas.

El espíritu de la saga

Pues para mí, si la peli tiene un acierto además de los obvios de la estética y de los efectos especiales, es el de ser absolutamente fiel a la historia. Se trata de una precuela y por lo tanto su función en la globalidad del ciclo "Alienano" es proporcionar contexto a lo novedoso y misterios de la serie. Y vaya si lo hace: Los xenomorfos no son más que armas biológicas diseñadas por una raza alienígena. En su diseño están las claves de su adaptabilidad, su resiliencia y su feroz metabolismo. Dichos alienígenas además tuvieron el buen sentido de producir estas armas en un planeta remoto (las pirámides no son más que arsenales) y el ir a enviar un cargamento de parásitos a la Tierra tiene evidentemente una finalidad experimental. Incluso se explica brillantemente el vago antropomorfismo del monstruo puesto que muta según el huesped (de serpiente a calamar, etc.) y el primer alien clásico emerge de la parasitación de un Ingeniero que -recordemos- tiene el mismo ADN que los humanos.


Y puestos a buscar simbolismos, me quedo con el de Prometeo, que designa, tal vez, a la expedición cuya misión es llevar a la Tierra el conocimiento. O tal vez es sólo el nombre de la nave. O tal vez designa al Ingeniero que lleva la vida inteligente a la Tierra. En cualquier caso, la comparación con el Titán Clásico que llevó el fuego a los hombres y fue duramente castigado por Zeus resulta obvia.


#end spoilers

En definitiva, una peli de ciencia-ficción bastante correcta y muy entretenida. Y además un agradable ejercicio nostálgico con su relación con Alien como principal activo. Su único problema es que probablemente le hemos exigido demasiado. Claro que el listón estaba altísimo.

martes, 7 de agosto de 2012

Los Gozos de la Edad Madura

Julio se rasca la calva, pensativo. Se da la vuelta en la cama -la barriga, convexa, blanquecina, cual giba de ballenato, parece que va a resoplar de un momento a otro-.
-Lola.
-¿Sí?
-¿Un poquito de tal y cual?
-¿De qué?
-Ya sabes, mira como lo tengo.
-¡Ay, Julio! ¡Qué labia tienes! Espera que me coloque.

Y no creas que no, a pesar de la barriga de Julio y de las tetas de Lola, en las que la gravedad ha cincelado su inexorable geometría, humores y tumescencias se desencadenan lúbricos; tal vez menos graciles que antaño pero más eficientes y eficaces.

La experiencia es un grado, tú, y Julio conoce ese cuerpo a tientas, y dónde tiene los resortes, y qué combinaciones son más deleitosas, aunque sean repetitivas. Y Lola, ay mi Lola altiva, la de la felación sin dentadura: Siempre pensé que lo más importante es la voluntad de agradar...

En diez minutos el paroxismo, contenido pero certero, sin aguja, pero con un posgusto de taninos que no tiene el blanco joven, más afrutado y efímero.

Apenas una hora después (a Julio ya Natura le ha impuesto algunas limitaciones de índole práctica) se repite el introito:

-Lola.
-¿Sí?
-¿Un poquito de tal y cual?
-¿De qué?
-Ya sabes, mira como lo tengo.
-¡Ay, Julio! ¡Qué labia tienes! Espera que me coloque.

Y mientras se desarrolla este preámbulo gozoso, de conclusión previsible, Julio piensa que alguna compensación tenía que tener el puto Alzheimer de Lola y que por fin la ha encontrado.

Lola, por su parte, piensa que esto de la Viagra no está tan mal...

sábado, 28 de julio de 2012

Don Hilarión en Filandón

-Los ricos de familia sois la leche.
-Oye colega, que yo vengo de donde vengo, de nescafé y cocido sin aspavientos día sí y día no.
-Ya. Pues te has acostumbrado muy rápido.
-¿A qué?
-A ser pijo, muy pijo, exquisito y borde.

Sí. Y hete aquí. Macrorrestaurante. Todo precioso. Y qué género. Tomates, rodaballos, meros y vacas viejas. No hay cosa igual en la capital. ¡Cuántos camareros! Atentos, profesionalísimos, sin llegar a obsequiosos ni pelotas. La leche. Los García de toda, toda la puta vida, los de las Pescaderías Coruñesas no han escatimado en nada, y da gusto, en más de un sentido.

Pero es como un oasis, como un cabaret en el Berlín nazi de 1945, puro crepúsculo de los dioses. Fuera Madrid las pasa putas, pero aquí, los banqueros y los centuriones bancarios, los ejecutivos, los futbolistas del Real Madrid, los casi extintos de la única industria patria -la inmobiliaria- finjen que no pasa nada, y siguen pijos, muy pijos, exquisitos y bordes, apurando los días de vino y rosas, por si se acaban pronto, just in case.

No hay chicas, sólo mujeres, será porque requiere algo de tiempo acumular tanta pasta. Pero las mujeres, muy guapas, muy ricas y muy arregladas, noli me tangere, just in case.

Y luego los yintonis en la terraza, correctos y sin el afeminamiento floral y frutal que impera, al filandón, a la sobremesa, a contar historias que eso es un filandón, la tertulia después de cenar se llama así en el oeste de Galiza y en León, que lo sepas. Como soy pijo, pues con un habano petit robusto de Hoyo de Monterrey. ¿Qué más se puede pedir? Emmm... herpes, talco y tecno-pop.

Todo muy rico, velada inmejorable. Pero qué decadente, qué cargo de conciencia entre Mercedes y Bentleys. Te acostumbraste muy rápido, flaco.